Mi Mandela de hoy es un hombre callado. Está callado pero su grito interior ha resonado por todo el mundo y ojalá siga resonando con nuestra voz. El consiguió lo que para otras personas resultaba imposible: Mandela ha logrado, en Sudáfrica, que blancos y negros se sienten hoy a la misma mesa con los mismos derechos y oportunidades para desarrollar íntegramente la dignidad de la persona y la convivencia pacífica en su país.

Al leer la vida de Mandela, me parece mentira que desde Occidente se haya torturado y masacrado a tantas personas por actitudes racistas. Peor me parece que las consintamos todavía y que nuestro silencio indiferente sea cómplice del aumento de tantas injusticias parecidas que hay a nuestro alrededor.

POR ESO, el silencio de Mandela me provoca, porque va unido al perdón y a la reconciliación. Son palabras de Mandela que suenan a religioso y que todos los foros han destacado considerablemente, para dar a conocer el origen de donde procede su talante pacifista y heroico que le llevó a 27 años de cárcel por dignificar a toda persona sin mirar el color de la piel.

Me gusta leer y oír esas palabras en los foros civiles, sobre todo en aquellos, para los que fuera del contexto de Mandela, las palabras 'perdón' y 'reconciliación' les suena a músicas celestiales, como incapaces de dinamizar procesos liberadores sociales.

El secreto del silencio de Mandela, sobre este asunto, se apoya en la unión de todas las religiones encaminadas a la convivencia en paz. Mandela supo canalizar la fuerza silenciosa de sus ciudadanos plurireligiosos: cristianos católicos, evangélicos, budistas, islámicos, judíos y de otros cultos religiosos. Tanto blancos como negros, todos se unieron a Mandela en actitud pacifista para lograr una convivencia ciudadana que no tuviera represalias contra los verdugos racistas, y que a su vez generara perdón con justicia, a través de una Comisión de la Verdad y la Reconciliación, como manera de construir una sociedad con dignidad para todos. La canalización correcta de las religiones, consiguió la paz.

Seguro que Mandela participaría en nuestra cacereña XII Marcha por la Paz , que sale esta tarde a las 17.30 de la Cruz de los Caídos, porque esos mismos ideales son los que queremos educar en nuestras sociedades de hoy.

Como él ya no puede salir a la calle, yo quiero ir a la Marcha por la Paz, porque participo de esos ideales y me parece un gesto ciudadano maravilloso para hacerle mi homenaje. Te invito a que tú también te unas, y quede este modo le hagas tu propio homenaje.