En torno a un centenar de cacereños se dieron cita ayer en la marcha de la solidaridad que organiza la comunidad parroquial de Nuestra Señora de Guadalupe. Este desfile religioso-festivo, que recorrió ayer una treintena de calles y avenidas de la ciudad, está concebido para alentar la solidaridad de los cacereños hacia el Africa negra.

Jóvenes y mayores, que portaban carteles y banderas con alusiones a la solidaridad con los desfavorecidos, tomaron las calles durante varias horas. La calle Atahualpa fue la salida y el final de esta marcha, en la que no faltó la presencia de majorettes y una banda de cornetas y tambores que despertó el interés de las personas que transitaban por la ciudad. Una parada en el bombo de Cánovas sirvió para dar lectura a un manifiesto para reivindicar la paz y la solidaridad.