Desde que Marco Niso Barra, jefe de cocina de Gastro Pizarro, se pusiera al frente de sus fogones, el restaurante se ha convertido en un lugar de peregrinaje obligado para los amantes de la buena cocina en Extremadura.

¿Su secreto? Hacer de cada plato una obra maestra, aunque efímera, que disfrutará el comensal solo una vez en su vida. Con una experiencia de más de 20 años en el mundo de la restauración de calidad, Marco Niso, es todo un mago de la cocina.

--A su cocina muchos comensales la califican de 'explosiva'. ¿Por qué?

--Eso se debe sobre todo a su decoración, a la cromática que lleva cada plato. Después hay que combinar muy bien los sabores, pero teniendo muy claro que 'primero comemos por la vista'. Yo lo llamo el 'arte efímero' porque mis comidas desaparecen enseguida del plato y tienes que volver a crearlas al día siguiente.

--¿Cuáles son sus especialidades culinarias?

--Hacemos una fusión entre cocina extremeña e internacional, con algunos toques de platos gallegos. El tataki de atún, por ejemplo, es un plato muy atractivo y demandado. La pastelería es otro de mis fuertes. Tenemos un concepto muy particular del 'bloody mary', un cóctel que reconvertimos en una golosina.

--Una de sus máximas es emplear siempre productos frescos y de temporada...

--Manipulamos un tesoro en vivo. Empleamos siempre materias primas de calidad, nobles, y sin enmascarar con salsas. Si pones atún, que sea atún de verdad. También maduramos la carne de ternera para que esté muy tierna siempre. Tenemos ganaderos, barcos pesqueros y agricultores de primera mano que nos sirven en 24 horas productos frescos y de calidad. Ahora estamos renovando la carta de vinos para ampliarla y que sea sorprendente.

--¿Qué me recomendaría si fuera un cliente de Gastro Pizarro?

--Pues algo muy sencillo: que disfrutes. Todo lo que tenemos en carta es muy recomendable. Eso sí, hacemos unas croquetas caseras de bacalao, avellanas y espinacas realmente sorprendentes.