Desde una de las tapias del hípico, el ferial parece diferente. La primera tarde del festival ha transformado el paisaje de este erial, ahora convertido en un parque temático del rock con miles de jóvenes disfrutando de Extremúsika, el sueño hecho realidad de A Vallekas Producciones. Sentados sobre la hierba hay grupos bebiendo minis de cerveza y calimocho. La postal es digna de una tarde de primavera si no fuera por las nubes que amenazan lluvia.

En el escenario Covers Amstel, con carpa incluida, acaban de sonar las guitarras de MAS, una de las mejores bandas del estreno. Ruth y Rafa, una pareja de La Rioja de 22 y 27 años, también son nuevos en el ferial. Acaban de viajar por Portugal y han aprovechado la vuelta para hacer parada en Cáceres. "Nos gusta el rock y vamos aprovechar los tres días para conocer también la ciudad", explican. Están alojados en un hostal de la plaza Mayor y sorprendidos del ambiente. Rafa ya tiene experiencia en festivales de este tipo.

Suenan los Amenoskuarto, sangre extremeña de Coria, con Luiky y los suyos haciendo vibrar al público que llena la carpa. No llueve y se agradece. Un paseo por este recinto de cinco hectáreas, vallado para el evento, deja sabor a diversión, buen rollo y muchas ganas de marcha. Las tiendas ocupan las dos zonas de acampada. La edad media no supera los 25. Es la marea rockera de Extremúsika. Muchos han llegado en un reguero incesante desde la mañana de ayer a las estaciones de la ciudad cargados con mochilas, condumio y gasolina .

Hay barras y puestos de comida rápida repartidos por el recinto. El mini para compartir está a cinco euros. Bocatas y hamburguesas, entre tres y cinco. No faltan las prendas rockeras de tu grupo favorito en el mercadillo del paseo del hípico. Tampoco la artesanía. Extremúsika suena. Luiky canta al amor. Aún queda lo mejor.