-Usted procede de una familia muy humilde de jornaleros y ha llegado a ser Doctora en Derecho Constitucional y ministra de un gobierno de España. ¿No siempre vence el capitalismo?

-Es cierto que el poder real es el que emana del dinero, en nuestro país lo estamos viendo y concretamente con los últimos acontecimientos en el PSOE mucho más: el dinero tiene el poder. Probablemente en los gobiernos de España es difícil encontrar gente humilde, la mayoría procede de familias con dinero o con trayectoria destacada en partidos y sindicatos. Creo que es una excepción proceder de una familia humilde; en mi caso toda mi vida me he dedicado a estudiar y estudiar llorando porque mis padres no tenían dinero y para ellos fue un enorme sacrificio. Mi padre era un comunista que se tuvo que hacer socialista porque no estaba legalizado el PCE. Fue socialista, ugetista y realizó una gran labor afiliando a los vecinos del pueblo. Yo me dedicaba a la labor académica aunque pertenezco a una familia de trayectoria republicana, es decir, que ser de izquierdas y socialista es una cuestión genética, no me la ha dado ninguna sigla. Ser socialista no es ser del PSOE, el socialismo va mucho más allá de las siglas de un partido, pienso que al Partido Socialista Obrero Español le ha quedado poco de socialismo. La gente se cree que porque lleva un carnet en la boca es más socialista que los demás.

-¿Por qué se afilió?

-Sí que me gustaría contar cómo fue esta afiliación. En aquel momento se necesitaban dos firmas para afiliarte y yo pensé que qué mejor que el presidente de la Junta (Ibarra, que era el secretario general del partido por Badajoz) y el vicesecretario por Cáceres, que era Federico Suárez. El partido estaba entonces muy dividido y cuando fui a entregar las firmas me dijeron que como yo vivía en Cáceres no valía la firma de Ibarra, que tenían que ser las dos de Cáceres. El objetivo de Cáceres era torpedear mi entrada a la Conferencia Política del PSOE en julio del 2000, porque era un voto más para el sector de Ibarra. Tiempo después quisieron darme el carnet en un acto público con Carmen Heras como presidenta del partido y decidí no ir. Por tanto, aunque soy afiliada y pago religiosamente mis cuotas, no tengo el carnet. Cuento esa anécdota de lo difícil que es la democracia interna en los partidos políticos, del control que hay de los afiliados y sobre todo de las batallas políticas en el seno del PSOE.

-A propósito de esto me viene a la cabeza una reflexión que he leído en torno a la toxicidad que ya se ha hecho metástasis en los partidos políticos, puesto que un alto porcentaje de sus miembros desempeñan cargos no porque tengan más destrezas que los demás sino porque tienen una relación con quien les nombra...

-Los ciudadanos solo podemos participar de la vida política a través de los partidos, pero sobre ellos llueven y llueven críticas por la forma en que desempeñan sus funciones. Ningún ciudadano puede recurrir nada ante el Tribunal Constitucional porque los derechos que tiene el militante no son derechos de configuración legal. Siempre he sido crítica con el funcionamiento interno de los partidos porque son un negocio en manos de unos cuantos, son una empresa que conozco desde dentro. Los partidos se basan más bien en la mediocridad, ¿cuánta gente buena en Extremadura hay fuera del Partido Socialista? Es una pena y una desgracia. Los partidos son empresas, máquinas de poder al servicio del aparato, los afiliados no pintan nada. Hay que cambiar los sistemas electorales y los sistemas de partidos. Por eso siempre he sido partidaria de un proceso constituyente que elabore una nueva Constitución porque esta no solo se ha quedado obsoleta sino que ha permitido una involución en la etapa democrática española.

-Es una mujer con formación política y altura intelectual, por eso permita que le diga que me resulta sorprendente ver cómo a raíz de la crisis que vive su partido usted se ha lanzado en Twitter como si fuera Willy Fog...

-He sido tertualiana en radios y televisiones y siempre he estado en los medios de comunicación diciendo lo que pensaba. En mi histórico de Twitter he dicho lo que me ha parecido, y en este momento también. Nunca se había producido un golpe de mano como este en el Partido Socialista y no he entrado como un torbellino. A la mayoría de la gente, incluidos militantes del PSOE y muchos votantes, les ha gustado, me han dicho que se consideran representados, que qué valentía expresar lo que otros no pueden. Es que la libertad de expresión y de opinión no existe, está muy condicionada. Afortunadamente todo lo que soy me lo debo a mí misma, a mi familia y a mis amigos, a mí nadie me ha regalado nada en esta vida, ni espero nada, no soy ambiciosa, nunca he dado un paso para tener algo más de poder, ni he matado políticamente a nadie para quitarle su silla. Es decir, siempre he hecho lo que me ha parecido más correcto, no vivo del partido, no tengo nada que ocultar. En un momento clave he emitido unas opiniones bastante críticas, pero como mínimo lo que el partido se merecía en esta ocasión. Ha habido mucha gente que me animaba a que yo fuera la secretaria general, que lo iniciara. Y muchas veces lo pienso, que habría que dar un golpe de efecto en este país, pero no, ese momento pasó y creo que con mi opinión colaboro más que de otra forma.

-¿Le ha pasado al PSOE lo mismo que ha ocurrido en Francia o en Italia: la socialdemocracia entregada al neoliberalismo?

-Indudablemente. El PSOE está en crisis. Desde un punto de vista ideológico se ha convertido en un partido de centro derecha. Tiene que girar a la izquierda para recuperar credibilidad. Los militantes del PSOE somos mucho más de izquierdas que la dirección. El partido tiene que recuperar su ideología, ¡es que para ser un partido de derechas votamos al PP, no necesitamos al PSOE! El PSOE se ha acomodado, se ha separado de la ciudadanía. A los militantes se les ha engañado diciendo que iban a decidir sobre la vida interna de los partidos. Hemos visto que no, que cuando ejercen un derecho que le dan los estatutos para nombrar a un candidato a la presidencia del Gobierno se viola ese derecho.

-¿Quién debe representar a la izquierda: el PSOE o Podemos?

-Esa es una pregunta compleja. Desde el punto de vista ideológico, porque se ha identificado más con la sociedad civil a partir del 15-M, Podemos sería el partido que reflejara esa ideología de izquierda de los votantes del PSOE. No sé cómo después de esta ruptura, el PSOE va a salir adelante.

-Y en todo esto, Sánchez...

--No lo voté, me parecía demasiado liberal. Voté a Madina. Con el tiempo me ha convencido. En su discurso ha perfilado su estrategia ante cuestiones claves como la educación, la seguridad, la economía, el ámbito laboral... Lo que me ha atraído es su ‘no’ a Rajoy, plantarse a esa oposición tan fuerte por parte de los suyos, a los que dan voz para poder derribarlo como secretario general. Ha tenido ‘un par’ para oponerse a la presión mediática, no solo del Grupo Prisa, sino de todas las televisiones. No hay nada en las televisiones ni en la prensa que apoye una ideología de izquierdas. En este país cuando te ponen la proa eres hombre muerto, le pasó a Pedro J. y le ha pasado a Pedro Sánchez.

-Enumere las razones por las que han derribado a Sánchez...

-Sánchez ha sido un secretario general y un candidato a presidente que ha sido elegido por los militantes del partido pensando sus dirigentes que era un candidato transitorio que nunca alcanzaría el poder. Cuando se ha visto que puede ser presidente, han empezado a cambiar las cosas. Este partido no puede votar, ni abstenerse, ni permitir un gobierno del PP. Ha sido una lucha estrictamente de poder: «Pedro Sánchez puede ser presidente del Gobierno y ¿cómo nosotros que vivimos de la política desde hace 40 años, hemos pegado carteles, hemos tenido el poder y no hemos hecho nada más en toda la vida que ser políticos profesionales viviendo del partido, vamos a dejar que este advenedizo, este primerizo, sea presidente del Gobierno con Podemos y con los independentistas?». Vergonzoso. En Extremadura Podemos ha colaborado con el gobierno de Vara, con Lambán en Aragón, con Ximo Puig en Valencia; el presidente de la gestora, apoyado por Podemos en Asturias. En la etapa democrática no ha habido gobierno, ni siquiera con mayoría absoluta, que no haya pactado con los independentistas. Siempre han sido independentistas, pero les han callado la boca con dinero. Por tanto lo de Sánchez es solo cosa de poder. ¿Cómo Fernández Vara va a permitir que venga Pedrito a ser presidente, cómo lo va a permitir Susana Díaz, que por otro lado gobierna con la derecha, con Ciudadanos, que lleva toda la vida pegando carteles y no ha hecho nada fuera de la política ni tiene un trabajo que sea conocido va a permitir que Sánchez venga, o cómo lo va a permitir Ximo Puig o Lambán o muchos otros? No hay ningún argumento por parte de los denominados críticos, golpistas, que pueda sustentarse para haber hecho esta operación de caída de Sánchez, solamente ha sido una lucha de poder. Es fácil, no hay que buscarle más pies al gato.

-¿Sánchez está desterrado?

-Se podría haber ido del Congreso, dejar su escaño, pero es que si hubiera primarias lo mismo puede ser candidato otra vez. Ahora, también es verdad lo que siempre he oído en política: «No, no pasa nada, este golpe lo damos, porque con el tiempo todo se olvida y los ciudadanos nos volverán otra vez a dar la confianza». En los partidos cuando hay operaciones de este tipo confían siempre en que el tiempo lo olvida todo. La abstención es lo que el PSOE va a hacer, que es lo que quería hacer, incluido Felipe González, y es lo que han apoyado porque no les importan los votantes, solo les importan sus intereses, son una empresa, un negocio. Yo, sinceramente, hubiera preferido un gobierno del PSOE con Podemos, con Ciudadanos, o con el resto de fuerzas, de esos mal llamados independentistas, o unas terceras elecciones.

-Lo que pasa que para terceras elecciones hay que elegir a un candidato a presidir el PSOE...

-Ya, pero aún tendríamos tiempo hasta diciembre. Abstenerse para que gobierne el Partido Popular es la aniquilación definitiva del Partido Socialista, pero claro, hasta que se aniquile definitivamente habrá gente que seguirá manteniendo su estatus, su silloncito aunque sea tan deprimente y tan mediocre como el sillón de una comunidad autónoma. No importa. Con Pedro Sánchez el partido no se ha hundido, el partido se había hundido antes. ¿Por qué esa mentira? ¿Cuánta gente en las redes está diciendo «yo no voy a votar más al Partido Socialista»? Incluso yo he pensado «me voy a ir del PSOE», pero no, me voy a quedar porque se lucha mejor desde dentro que desde fuera.