En el cerro de la Cañada todavía siguen en pie los restos de la mina María Estuardo, de fosfato calizo, cuya explotación se inició en 1865. El pozo es muy profundo. Los chicos del barrio, y también los mayores, siempre han probado a lanzar piedras y contar hasta que dejaba de oírse la caída, abajo, muy abajo... Fue aquella una zona de diversas concesiones mineras, unas vecinas de otras, como La Estrella, Ceres, Santa Eugenia, Productora y San Salvador.

La construcción de María Estuardo es excesivamente sencilla, nada que ver con pozos como El Torreón o la Abundancia. Se trata de una torre de sillarejo con un arco en ladrillo. Al lado aún resisten algunos pilares de lo que debió ser el sistema de elevación del personal. "La mina no deja de llamarnos la atención, ya que frente a la influencia inglesa de su vecina San Salvador, ésta parece la torre vigía de cualquier fortaleza hispana medieval con un arco propio del arte musulmán español", explican los historiadores del estudio La vida minera en Aldea Moret .

La adecuación para el turismo del pozo María Estuardo parece más que improbable, ya que se trata de una boca sin más construcciones añadidas de interés.