TAtunque este año parecía que Cáceres iba a estar eternamente sumida en el frío y la niebla de Mordor, de repente ha llegado el 40 de mayo, los meteorólogos franceses han errado en sus profecías, el aire se ha vuelto primero tibio, después sofocante y ahora no me queda otra que quitarme el sayo para afrontar el rito iniciático con el que cada año doy la bienvenida al solsticio de verano.

No crean que estoy encendiendo las brasas para saltar por encima de ellas en la madrugada de San Juan y tampoco piensen que voy a engrasar esa bicicleta que solo es para el verano. No. Simplemente me estoy armando de valor para hacer el cambio de temporada en los armarios de una familia numerosa con cierta tendencia a no tirar nada. Seguro que muchos de ustedes pasarán por ese mismo trance este fin de semana y se darán cuenta de que no hay verano sin calores, sin sardinas, sin alguna reposición de Verano Azul y sin el agobio del cambio de armarios.

Antes de sacar de los altillos las camisetas y los bañadores, esta semana decidí encomendarme previamente a San Antonio para que me diera ánimos. Así el jueves pasado me uní, acompañada por mi hijo pequeño "el procesionalista", a la berlanguiana y entrañable procesión que cada 13 de junio pasea al santo casamentero por la judería cacereña. Al ritmo de la charanga bailamos y cantamos "Los pajaritos", vimos como las mujeres se disputaban el sitio para cargar las andas sin soltar el bolso del brazo y disfrutamos de esa mezcla de fe y verbena que sí que podríamos considerar el verdadero rito ancestral CATOVI de bienvenida al estío. Está claro que aquí no es San Juan el que marca el solsticio. Somos más del sentido práctico de San Antonio que no tendrá hogueras pero busca novios y todo lo que vamos perdiendo por el camino.

Por eso este año le pido que nos ayude a encontrar la ilusión perdida y que nada se parezca al último verano. Mientras tanto ordeno armarios jurándome en vano que esta vez sí que adelgazo para ponerme ese pantalón en el que hace 10 años que no entro. Al final, con algo de retraso, todo se teñirá de azul piscina y podremos decir que ya llegó el verano, la fruta y todo lo demás.