De una amabilidad exquisita, Marichy apostó hace tres años por abrir una tienda. Su idea de lo que tendrían que ser Pintores y Moret es clara: "Debería haber un comercio de calidad. Se han instalado solo las franquicias importantes y, aparte de eso, el mercado barato y haría falta elevar el nivel". Pero su reflexión va más allá al reconocer que, "si las franquicias atraen gente, las tiendas de baja calidad a un tipo de clientela de clase media-baja".

Está satisfecha con la limpieza y la seguridad. Nunca sufrió robos y asegura que los graffiti son habituales en otras ciudades. "No sé cuál es el truco que hace que no sea atractiva la mercancía que se ofrece al cliente", concluye.