Alejados de la imagen prototípica de una excavación arqueológica, los investigadores de Primeros Pobladores se abrían ayer paso en la cueva de Santa Ana con los mismos martillos neumáticos que se utilizan para abrir cualquier zanja. "La roca caliza de esta zona llevan mucho hierro y es imposible hacerlo de otra forma", explicaba al pie de la intervención Eudald Carbonell, uno de los arqueólogos que durante la última década ha liderado la investigación sobre ´los primeros cacereños´. La intervención forma parte de las campañas periódicas que lleva a cabo este equipo desde el año 1999 y en ella participan este año 25 personas, principalmente estudiantes de la Uex, pero también de universidades de Galicia, Madrid, País Vasco y Andalucía.

El objetivo en esta zona es intervenir un sector de 18 metros cuadrados para bajar hasta el área más antigua de la cueva de Santa Ana. "Estimamos que puede tener entre medio millón y un millón de años, por lo que puede ser la ocupación en cueva más antigua en el oeste peninsular", decía Carbonell. La investigación en este yacimiento se encuentra aún en una fase inicial, puesto que los restos que hasta el momento se han encontrado, "son importantes", pero "han aparecido de una forma inconexa", matiza otra de las integrantes del grupo de trabajo, Nova Barrero. Entre esos hallazgos está una de las colecciones de bifaces (un tipo de herramienta prehistórica tallada por ambos lados) más importante del oeste peninsular, además de restos animales. Los investigadores creen que destapar la zona más antigua puede proporcionarles, además de hallazgos, datos muy valiosos como "a qué periodo se remonta que cuáles hay en su interior", explica el arqueólogo.

Piqueta en El Millar

Con el cierre de Maltravieso y los nulos resultados en la cueva del Conejar (donde tras retirar toneladas de tierra y alcanzar el fondo de la cueva comprobaron que no había nada) los esfuerzos del equipo de investigación se centran en esta cueva situada en una ladera del Cimov y en el yacimiento al aire libre El Millar, situado en Malpartida de Cáceres. Al contrario que en el caso de Santa Ana, el de El Millar se trata de un yacimiento ´bajo control´ en cuanto a que, aunque fue una zona de humedales y caza, saben que por las características del suelo de la zona solo se han conservado los restos líticos, principales hallazgos de este espacio que sirve de campo de aprendizaje a nuevos integrantes del equipo. Ellos sí, piqueta y pincel en mano, se van abriendo paso en el terreno de forma pausada. Las excavaciones de esta campaña se prolongarán hasta finales de la próxima semana y para otras futuras están pensando en acometer otros yacimientos en el norte de la región. "Solo se ha intervenido una parte insignificante", señala Antoni Canals. Tan insignificante, que el arqueólogo y codirector de este proyecto considera que las actuaciones durante la última década no han afectado ni al 1% del material que se estima que hay en la región.