Los cacereños son guerreros, o al menos no tan conformistas como parecen. Y de ello da fe el movimiento social surgido en la ciudad en el último lustro encarnado en una veintena de plataformas ciudadanas que han echado un pulso al poder público cambiando decisivamente el rumbo de algunas decisiones políticas: el hotel Atrio, el ecoparque, el Cimov, el poblado minero...

"El papel de estos colectivos es fundamental, porque representan la alternativa ciudadana democrática a las veleidades políticas y a la incapacidad gestora de las administraciones presuntamente responsables de hacer ciudad", asegura Antonio Campesino, catedrático de Urbanismo y portavoz de la plataforma que surgió en oposición al primer proyecto del hotel Atrio en la plaza de San Mateo.

LAS CAUSAS Miles de cacereños de todas las ideologías, edades y condición social se han movilizado al amparo de estas plataformas en los últimos años para defender, criticas o reclamar o criticas por causas diversas. Han surgido para proteger espacios emblemáticos: la Ribera del Marco, el poblado minero, los edificios del hotel Atrio, la cárcel vieja. También para reclamar infraestructuras: el hospital, el autobús del CEI, mejora del abastecimiento de agua o las viviendas de 60.000 euros.

Otros han protestado por la ubicación de infraestructuras proyectadas: el trasvase de Portaje, el ecoparque, el centro Proa, la estación del AVE, el centro de ocio El Vivero. Incluso algunos se unieron contra ordenanzas: la Coordinadora por la Libertad de Expresión por la normativa municipal de convivencia.

IDEOLOGIAS ¿Y hay gobiernos más proclives a motivar el nacimiento de estos movimientos? "Es una reflexión que deberían hacerse todos los gobiernos", responde Manuel Santiago. "Estos grupos piden ser escuchados y los políticos deben sacar tiempo para escuchar con seriedad --añade--. El anterior Gobierno local pecó de no escuchar". Por eso, cree que no es un problema de ideologías, sino de "actitudes personales de gobernantes".

"Es independiente de la ideología, aunque son más posibles con gobiernos de derecha", sostiene Luis Palomo. Campesino es de opinión similar aunque advierte de que "las epidemas de estulticia y especulación son contagiosas".

La guerra de algunas de estas agrupaciones no ha hecho más que empezar. Es el caso de la Plataforma La Estación donde Está, que es la última que se ha sumado a la lista y que se presentó en sociedad la semana pasada integrada por unas cien personas de momento.

Su objetivo es impedir que la estación del tren de alta velocidad se instale en la periferia. "La plataforma surgió por combustión espontánea. Un grupo de personas que pensábamos igual nos dijimos: ¿Por qué no hacemos algo?", explica su portavoz, Joaquín Hergueta, para quien estos grupos son "necesarios" en una sociedad democrática.

La batalla de otras plataformas ya se han librado y en el balance, hay más victorias que derrotas. "Conseguimos movilizar un respaldo ciudadano plural y heterogéneo, superior a 15.000 firmas, no tanto contra un diseño arquitectónico, sino en defensa de las normativas patrimonial y urbanística que se pretendían transgredir", reflexiona Campesino.

La presión que ejerció este colectivo forzó un giro de timón en el proyecto y hoy está a punto de iniciarse la reforma de los edificios afectados con una intervención más conservadora. Exitos comparables fueron los de la plataforma pro-Cimov, la surgida contra la instalación del ecoparque en Los Millares --finalmente la planta se ubicará en la carretera de Badajoz a 12 kilómetros de la ciudad– o la delpoblado minero.

“La creación de este grupo fuela salvación del poblado minero,para que se dieran los políticos ymuchos cacereños que aquí hayuna parte importante de la historiade la ciudad”, afirma concontundencia Francisco LópezNaharro, portavoz del grupo endefensa de Las Minas.

En términos similares se expresaRaimundo Medina, quiendio la cara por decenas de colectivosmovilizados por el mantenimientodel Cimov. “No soloconseguimos que no desapareciera,sino que en el 2009 vendráun nuevo regimiento que lo consolidará”,señala este dirigentevecinal, un movimiento del quese nutren muchas plataformas.

“La concienciación y despertarel interés”de gran parte de laciudad fue el gran éxito de laplataforma en defensa de la Riberadel Marco en boca de suportavoz, Manuel Santiago. Estegrupo, que ahora forma partedel consejo consultivo de la concejalíade Innovación, tuvo unatrayectoria agridulce.

Consiguió paralizar el encauzamientode la Ribera en su segundafase –desde San Blas hastaTrujillo–, pero tuvo un fracaso,“con comillas”: el derribo de partedel puente San Francisco. “Seimpuso la ley de la fuerza y la ilegalidad,pero fue una derrota dela ciudad que pasó factura a losgobernantes”, apunta Santiago.La plataforma pro-hospital,creada a finales del 2001 y de laque fue cabeza visible Luis Palomo,también logró su objetivo:“Contribuyó a acelerar los plazosde construcción del nuevo complejohospitalario”, dice Palomo.“Fue una respuesta a las necesidadessanitarias de futuro y animóel debate en este sentido”.

CONFORMISMO / Con mayor omenor éxito, con más o menosapoyos, lo cierto es que estasveinte agrupaciones ciudadanas,número al que se lo podría sumaralguno más, echa por tierraen parte esa imagen de pasividadque arrastran los cacereños.“Cada vez son menos conformistasy más exigentes con lo quecreen necesitar”, corrobora LuisPalomo. “Pero de todo hay aún”,apunta con menos optimismoJoaquín Hergueta.

Manuel Santiago añade queno ve mucho conformismo, perotampoco demasiada reivindicación.“La gente que se mueve espoca –asegura– y les cuesta darla cara porque aquí todos se conocen”.Por eso sostiene quemuchos de los portavoces de estosgrupos han sido gente de fueray afincada en la ciudad. Decualquier forma, han sido la mejorplataforma estos años parahacer oír esa otra voz contestatariade los cacereños.