Es posible comprar una camiseta por internet, o unas zapatillas, o un libro, o un sofá o un patinete... Pero un café nunca se recibiría caliente, una tapa de salmón perdería su esencia (y posiblemente su salubridad), y un tinto de verano llegaría sin barra, si ambiente y sin camarero que lo sirviera al momento frío y con limón. Así, a bote pronto, se explica un cambio que ya se refleja en la calle y en las estadísticas: cada vez se abren más bares y se cierra más comercios, pese a que éstos siguen representando el doble de aquéllos en Cáceres. El comercio electrónico, es decir, los productos que pueden adquirirse con un clic, están amenazando seriamente a las tiendas tradicionales.

La hostelería constituye una apuesta más segura hoy por hoy, mientras internet no tenga la capacidad de hacerle sombra. El ocio es el ocio y de momento no lo sustituye un golpe de ratón. En cambio, los efectos sobre el comercio resultan realmente inquietantes en economías como la cacereña, donde los servicios son cruciales y la industria demasiado justa y necesaria. El comercio, que en junio de 2019 aglutinaba 728 negocios al por mayor y al por menor en Cáceres, con 3.327 trabajadores, cae con respecto a las cifras de hace seis años: en junio de 2013 había 836 establecimientos con 3.319 empleados. Así lo indica el Observatorio Socioeconómico Provincial de la Diputación, que ofrece datos del tejido empresarial basados en estadísticas de la Seguridad Social.

Y ojo, que hablamos de la actividad con más peso en la economía local y con mayor número de empresas. De hecho, el comercio representa el 15% de todos los negocios de la capital cacereña. No hay otro sector con semejante presencia en el ámbito privado, por eso la fuerte competencia de la venta on line supone un serio aviso para toda la ciudad.

En cambio, la hostelería se mantiene, e incluso refuerza muy considerablemente su número de empleados. En 2013 la capital cacereña tenía 411 establecimientos de comidas, bebidas y alojamientos, con 1.834 trabajadores. En 2019 hay 463 negocios y 2.777 contratados (una subida considerable del 51%). En este auge pesa la mayor afluencia turística a Cáceres, que registró casi 900.000 visitantes durante 2018

En el total de la provincia cacereña, el comercio no mejora: en 2013 había 7.356 negocios al por mayor y al por menor, y en 2018 (último cómputo del Instituto Nacional de Estadística) suman 7.162. Por contra, la hostelería sube de 3.112 en el año 2014 hasta 3.162. No es una situación exclusiva de Cáceres. En Madrid temen que el ritmo de caída de las tiendas, engullidas por internet, acabe lastrando la vida de las calles, sin la alegría de los pequeños escaparates. Pero también es cierto que los bares están ocupando su lugar.

HABLAN LOS EXPERTOS / Pedro Rosado es el secretario general de la Federación Empresarial Cacereña. Recuerda que el comercio local está librando duras batallas desde hace décadas. Primero fue la llegada de las grandes superficies en los años 90, luego el desembarco del comercio electrónico. «Existe un evidente cierre de negocios, grandes y pequeños, solo hay que salir a la calle y comprobarlo. Muchos consumidores han elegido libremente el sistemas de compras on line, es absolutamente legítimo, pero también habrá consecuencias: al final estaremos en manos de cuatro operadores y quizás los precios sean entonces menos interesantes al reducirse tanto la competencia», explica.

Y ello ocurrirá tras haber dañado seriamente al comercio local y a sus miles de puestos de trabajo. Un comercio local con el que además «se falta a la ética» cuando el usuario aprovecha sus instalaciones (local, luz, climatización...) para probarse una prendas que luego pedirá por internet. Evidentemente hay que buscar una solución en pos de la supervivencia de estas tiendas, «que pasa por reinventarse, por aprovechar las ventajas de cada negocio», explica Pedro Rosado.

MÁS Y MÁS PROMOCIÓN / En el caso del comercio cacereño, «tiene que especializarse y vender esos productos especializados por internet, invertir en comercio electrónico, hacer de verdad una buena promoción y conseguir un adecuado posicionamiento de modo que el usuario lo encuentre cuando haga su búsqueda», detalla. En definitiva, «hay que subirse al carro del comercio electrónico porque ese carro ya no se parará», subraya el secretario de la FEC.

Jesús Espinosa, gerente de la Cámara de Comercio de Cáceres, afirma que «el márketing digital y la globalización a través de plataformas gigantes se están comiendo al comercio minorista, porque es muy difícil competir con estas compañías que en menos de 24 horas llevan a tu casa cualquier producto a un precio competitivo». Pero además, «el comercio minorista necesita un tiempo de adaptación que se ve superado por los tiempos que corren». Y hay un tercer escollo: «aunque la mayoría de los pequeños negocios están implantando sus propios portales de e-commerce, éstos siguen siendo individuales, solo venden sus productos, y así resulta muy difícil competir con las plataformas. La única opción del pequeño comercio consiste en la colaboración», advierte Jesús Espinosa.

Precisamente, la Cámara está orientando a los comercios por esta vía. Suya es la iniciativa de crear la primera gran plataforma en la que los comercios cacereños se unen para vender juntos con una oferta amplia (se explica en el reportaje anexo). Pero además, la Cámara trata de profundizar en la reeducación de los comerciantes, haciéndoles ver que ellos solos, por muy buenos productos que expongan, no tienen poder de atracción en el gran escaparate on line, sino que deben aliarse con otras empresas de servicios o productos paralelos. «Una zapatería gana más si se une a una tienda de complementos y de textil», aclara Jesús Espinosa.

NUEVA PROPUESTA / De hecho, la Cámara, además de facilitar diagnósticos a las distintas tiendas para conocer su situación y aportarles soluciones individualizadas, este año iniciará un nuevo proyecto en colaboración con el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, denominado Dinamización del Comercio Minorista, mediante acuerdos con asociaciones de comerciantes, ayuntamientos y otros agentes. Así, en la capital cacereña «se llevarán a la práctica soluciones reales que fomenten las ventas del comercio local mediante una mayor visibilidad, y que además lo proyecten más allá del propio municipio. En Plasencia habrá acciones para dar a conocer sus productos en el ámbito internacional, y además ya se preparan actividades similares en Moraleja y Sierra de Gata», avanza el gerente de la Cámara, entidad que asume el coste.

En cambio, la hostelería marcha mejor. «La promoción turística desde las instituciones está dando resultados y se refleja en el sector, pero el número de pernoctaciones sigue siendo muy bajo en Cáceres porque, según detectamos desde la Cámara cuando hablamos con las empresas, se está utilizando mucho la promoción pero poco la comercialización. Hay que sacar paquetes y proyectos a nivel internacional. Proponemos traer misiones comerciales inversas y otras soluciones», subraya Jesús Espinosa. «Además, se debe incidir en la profesionalización del sector, mediante la formación en idiomas, protocolo, promoción del entorno...», precisa.

Desde la FEC también se valora el mayor peso de la hostelería, «porque no se sirve de momento por internet». Y además existe otra ventaja: «Cáceres está por explotar. Cuando tengamos comunicaciones decentes, entonces llegará la gran afluencia turística y la hostelería ganará aún más presencia», afirma Pedro Rosado.

Sin embargo, hay una sombra sobre este sector: «el control horario del personal será complicado y tememos que se notará en las contrataciones», indica. «Por supuesto, un trabajador debe cobrar todas sus horas, pero ese control rígido motivará situaciones ahora impensables, como pedir a unos comensales que abandonen el local porque el personal debe fichar de salida. Me temo que ocurrirá, porque en muchos negocios será inviable abonar todas las horas», lamenta el secretario de la FEC.