Ramón Piñero señala que las bodas que se celebren en lugares no permitidos pueden generar problemas en las licencias, ya que "se incurre en una ilicitud", podrían llegar a ser matrimonios válidos ante la Iglesia, pero ilícitos ya que no han cumplido todos los requisitos. Además, puede haber dudas sobre el registro en el que quedaría inscrita dicha unión. También está el problema para la financiación de las parroquias que Piñero no niega. Las parroquias prestan un servicio por boda por el que reciben 50 euros. "Si las bodas se dejan de celebrar en los templos, las parroquias pierden esa aportación".