Estuvo ayer en la feria del libro para mostrar 'Una tienda en París', su tercera novela tras 'El susurro de la caracola' y 'Que sea la última vez'

--Una historia de amor ambientada en París...

--París es un estado de ánimo, la gente cuando escucha París enseguida cree que algo bueno le va a pasar. París para mí es la época más revolucionaria culturalmente, cuando las mujeres empezaron a cortarse el pelo, a vestir sin fajas,... Cambió una generación que vivía entre guerras.

--Es periodista, escritor y presentador, ¿tiene tiempo para todo?

--Disfruto mucho más escribiendo porque es donde domino mi terreno, nadie me maquilla, nadie me viste ni nadie me dirige. Como periodista he vivido momentos fascinantes.

--¿Cómo fue el cambio de informativos a 'magazines'?

--Personalmente lo necesitaba porque trabajaba de noche y además me apetecía.

--¿Cómo vendería su obra ahora que corren riesgo los libros?

--No soporto los libros electrónicos. El libro tiene algo mágico que es como el sexo, está bien tener sexo en solitario o con vídeos pero donde esté una pareja... Tener un libro en las manos en más divertido que tener una máquina. Mi libro lo vendo con la misma pasión que le he puesto al escribirlo.

--¿Por qué ha venido a Cáceres?

--A esta feria no había venido y tenía muchísimas ganas.

--¿Nuevos proyectos?

--La cuarta novela ya está en marcha, es un giro radical, con muchas pasiones. Quizá la pista podría ser: ¿Qué está dispuesto a hacer alguien por ser feliz?