"Antonio iba delante y yo detrás, doblamos la esquina de la casa y me gritó no entres madre, no entres, todo fue muy rápido, el agua ya me llegaba casi al cuello, pude dar la vuelta, pero él se quedó atrás". Así narraba Luisa Salas lo ocurrido a las siete y media de la mañana de ayer cuando iba con su hijo a salvar el ganado de su parcela. Acababan de sacar a su hijo del agua después de tres horas de angustia y preocupación, y también de indignación porque "nadie nos ha avisado", según repetían familiares y otros propietarios de parcelas, de que habían abierto las compuertas del Guadiloba. Sus fincas están aguas abajo del embalse. Una aseveración contestada desde el Canal y el ayuntamiento, que aseguraron que a cada apertura de una compuerta se avisó y se recorrió la zona.

No es la primera vez que rescatan a un miembro de su familia. A Luisa y a su marido ya les sacaron en la crecida de 1997. "Antonio está bien, le han puesto oxígeno y calor, pasó mucho frío", comentó un familiar que le acababa de visitar en la residencia sanitaria. "Es una persona muy fuerte", concluyó.