Cerca de medio millar de ancianos se benefician en Cáceres capital del servicio de teleasistencia que desarrolla Cruz Roja. La iniciativa, que comenzó a funcionar en 1991 con con 175 usuarios en toda la región, atiende a ahora a un total de 8.812 usuarios en Extremadura y de ellos 3.483 residen en la provincia de Cáceres. Desde el comité autonómico de la organización valoran la evolución de esta iniciativa social aunque reconocen que aún hay muchas personas que no pueden acceder a este servicio. "El programa llega a la población vulnerable principalmente a través de los convenios que tenemos con la diputación y con los ayuntamientos de Cáceres y Plasencia, pero el número de posibles usuarios avanza más rápido", señaló a este diario una de las trabajadoras sociales de la institución, Irene Bodón. De hecho, un total de 313 de los 496 usuarios --más del 60%--, acceden a este servicio de forma gratuita --aunque en Cáceres y Plasencia tienen que abonar un precio público que oscila entre uno y seis euros--, después de que los servicios sociales los incluyan en el programa por ser considerados ´población vulnerable´. El convenio establece una fuente de financiación para cubrir el coste del servicio a personas que lo necesitan por su situación social, económica o sanitaria.

SOLEDAD La población vulnerable en Cáceres incluye principalmente a ancianos, aunque en algunos casos el servicio también se ofrece a personas con algún grado de incapacidad. El programa permite, fundamentalmente, atender las necesidades de ancianos que viven solos, aunque no sean personas dependientes. En ocasiones son los servicios sociales quienes, después de que el anciano haya sufrido algún percance en su casa cuando no había ninguna persona con ellos, se les ofrece acceder al programa; mientras que en otras son las propias familias quienes deciden interesarse por el servicio "para que sus mayores puedan mantener la independencia y al mismo tiempo estar asistidos ante una necesidad", señaló Bodón. Funciona las 24 horas del día, los 365 días del año.

La clave de la teleasistencia radica un dispositivo electrónico que permite al anciano comunicarse con una central de emergencias ante cualquier vicisitud. "Es esencial que el funcionamiento sea sencillo, por eso solo tienen que pulsar el botón del ´medallón´ si algo les sucede", señaló Bodón. El medallón es un dispositivo que el usuario debe llevar siempre colgado del cuello y que cuenta únicamente con un botón. Al pulsarlo, emite una señal a un comunicador desde el que realiza una llamada a la central de emergencias de Cruz Roja. Allí devuelven la llamada a través del mismo aparato para conocer si se trata de una emergencia social o sanitaria, y ver el alcance del problema con el fin de movilizar los servicios más oportunos. "Estos incluyen desde llamar al familiar o al vecino que tiene la llave de la casa a movilizar recursos sanitarios o nuestros propios recursos", afirmó la trabajadora.

Para ello en la central de llamadas cuenta con un listado permanentemente actualizado con todos los datos de interés del usuario, que renuevan con la información que las va proporcionando el anciano o sus familiares en las llamadas de seguimiento."Es fundamental conocerlos para poder transmitir la información a las personas que tengan que atender la urgencia", explicó Irene Bodón. En el día a día, con este sistema pueden recordarles la próxima cita con el médico, y la medicación.

Además, para evitar cualquier posible fallo en el sistema, los ancianos reciben llamadas periódicas de los voluntarios de seguimiento del programa para comprobar que el dispositivo continúa funcionando. A través del teléfono les invitan a pulsar el botón del medallón y del comunicador y realizan también un seguimiento de la situación del anciano. El el servicio se complementa con visitas periódicas de voluntarios en las que les enseñan a utilizar correctamente el dispositivo o les resuelven dudas sobre su funcionamiento.