Un viaje en el tiempo al mejor momento de las abuelas. La exposición de trajes de novia inaugurada ayer en la sala permanente municipal, junto al ayuntamiento cacereño, muestra las mejores galas que lucieron actuales residentes en el hogar de mayores de avenida de Cervantes el día de su boda.

Modelos desde la década de los 40 a principios de los 70 que dejan entrever la sociedad cacereña de aquellas épocas en las que los trajes eran confeccionados por las propias novias ante la escasez de recursos. "Hasta finales de los 60 se notaba que la economía estaba muy deprimida. Estaban obligadas a montárselo todo entre ellas. Conseguir la tela ya era un esfuerzo", explica Carmen Bohoyo, animadora sociocultural en la residencia.

Prueba de ello es el predominio del raso y la poca seda que aparece en los 15 trajes de la exposición, abierta hasta el próximo 31 de octubre con motivo de los actos organizados por el Día Internacional de las Personas Mayores. A pesar del esfuerzo en la selección de modelos, el espacio dispuesto para la muestra --en una sala de escasas dimensiones-- desluce la belleza de los vestidos a los que faltan maniquíes adecuados.

Una parte de su vida

A pesar de ello, la residencia de mayores proyecta una idea más ambiciosa que consiste en hacer otra exposición con más trajes y lograr un lugar donde brillen más. Las buenas intenciones del proyecto quedan refrendadas en las fotografías antiguas colocadas junto a los modelos de novia, que las abuelas han logrado encontrarlos en su baúl de los recuerdos: "Han logrado desempolvar esa parte de su vida. Todo entonces giraba en torno a ese día. La mujer se pasaba toda su juventud haciendo cosas con vistas a casarse", destaca Carmen.

Y es que detrás de cada traje hay una historia: "Una mujer que se casó de luto y a las seis y media de la mañana; otra que ganó el sorteo de la joyería Mirón y le tocaron el viaje de novios y las alianzas", explica. Para la concejala de Asuntos Sociales, Basilia Pizarro, también fue emocionante rescatar detalles como las pulseras blancas o las flores de azahar, "signos de la pureza de la mujer al llegar al matrimonio". Todo un ejemplo de que la memoria de las abuelas sigue viva.