Decía hace días una persona nada sospechosa de ser socialista que Antonio Canales ha sido un alcalde poco reconocido en nuestra ciudad. Hace ahora diez años, un grupo de jóvenes nos embarcamos en la edición inicial de unos premios de la Memoria Histórica y en aquel momento tuvimos claro que uno de los primeros galardones no podía ir dirigido a otra persona que no fuera el alcalde republicano fusilado en las navidades de 1937. Ininterrumpidamente, cambiando de directores de orquesta pero no la música, durante una década se han venido otorgando por toda la provincia estas menciones que no por injustas no tienen por qué no ser dadas, pero que ojalá no hubieran sido necesarias instaurar.

La particularidad de los premios Luis Romero Solano, recordando al fundador de las Juventudes Socialistas de la provincia de Cáceres, reside en que son los nietos quienes cogen la batuta de rescatar olvidos, historias, mensajes, personas, lugares- Unas cuchillas de silencio recorrieron en la primera edición el auditorio del Complejo San Francisco cuando el pueblo de Navas del Madroño, que sufrió como pocos las represalias de la Guerra Civil, acudió a una cita con una memoria colectiva por todos sabida pero por aquellos mismos tácitamente escondida en dolorosos recuerdos.

La agridulce efemérides de 2013 hace que los premios retornen a Cáceres.

El Colegio de Médicos, el viernes 13 a las 20:00 horas, acogerá un evento emotivo como pocos, necesario como el que más y que sin duda continuará la senda de los anteriores.

A lo largo de esta semana se conocerán personas, lugares o hitos que han marcado la intrahistoria de los recuerdos.

Es un acto para la reconciliación, que no pretender dar vueltas de tuerca, pero sí de aportar necesarias muestras de dignidad para quienes han tenido una vida marcada por el desconocimiento y la renuncia forzada a saber algo tan simple como dónde están enterrados sus familiares y poderles rendir tributo.