Cuando la empresa Rivendel abrió el cupo para participar en el Mercado Medieval de las Tres Culturas de Cáceres, las plazas se agotaron en tres días. «Se han instalado 155 puestos pero hemos tenido una lista de espera de 200 más para poder entrar», explica el gerente de la firma organizadora, Pablo Llorente. Y es que esta cita se ha convertido en un gran reclamo para los vendedores y restauradores de España. Portugal y Marruecos, que en noviembre siempre frenaban su asistencia a los mercados hasta que Cáceres alargó la temporada. La cita comenzó ayer y se prolongará hasta el domingo con un número muy superior de actividades.

¿Por qué tiene Cáceres este tirón? «Porque el casco antiguo medieval es un lujo para organizar el mercado, lo que a su vez atrae público de Badajoz, Plasencia y numerosos municipios, haciendo rentable la cita para los puestos», matiza Pablo Llorente. De hecho, la organización espera unos 100.000 visitantes en las cuatro jornadas, de ahí que este año haya pagado un canon al ayuntamiento de 40.000 euros, muy superior a los 5.900 que se contemplaban en la licitación del concurso. «En 2015 ya ofrecimos 22.500 euros y esta vez casi el doble, porque estábamos interesados en quedarnos con la organización. Sabemos la rentabilidad del mercado y hasta dónde podemos llegar», subraya.

Y así ha sido. La Policía Local, los bomberos y los empleados de Conyser se afanaban ayer por la mañana en supervisar toda la estructura del mercado, de nuevo muy extendido por San Juan, Gran Vía, plaza Mayor, Santa María, San Jorge, Judería Vieja, Pereros, Las Veletas, San Mateo, calle Ancha, Santa Clara, Soledad, Pizarro y zonas aledañas. A las seis de la tarde, la alcaldesa, Elena Nevado, iniciaba el recorrido inaugural en el Arco de la Estrella. Música, animaciones, exhibiciones, juegos infantiles y competiciones ya no pararán hasta el domingo. El mercado no da tregua.

LAS TRES CULTURAS / Este año se han reducido algunos puestos en San Juan, Gran Vía y la plaza Mayor (hay una treintena) debido a la adopción de medidas de seguridad tras la serie de atentados con vehículos que se han sucedido en distintos países. Sea como sea, el casco antiguo reúne estos días las tres culturas que convivieron en el pasado cacereño: cristiana, árabe y judía, incluidos sus respectivos campamentos en el barrio de San Antonio. La gastronomía y la artesanía de cada una de ellas estará presente en distintos espacios donde no faltan atractivos puestos de comida (en los que siempre es difícil encontrar un hueco), especias, cosmética natural, hierbas, bisutería, orfebrería, tejidos de distintos países, juguetes singulares, cuero, macramé, textiles o jabones caseros.

La plaza de Caldereros volverá a ser el lugar de concentración de los amantes de las aves, con exposiciones y espectáculos de cetrería. El Foro de los Balbos y la plaza de las Piñuelas albergarán la zona infantil con una noria tradicional, una barca, un campamento de tiro con arco, un ajedrez gigante, un torneo de caballeros medievales, juegos de mesa y otras actividades.

PARA NO PERDERSE / Pero además, el programa ofrece en esta decimoséptima edición numerosas novedades, entre ellas una degustación gastronómica gratuita de platos judíos árabes y cristianos en la plaza Mayor. Será el próximo domingo, a partir de las 14.00 horas. Los visitantes podrán probar el dulce judío halva, el falafel árabe y una sopa castellana, que elaborarán los cocineros de cada uno de los campamentos de estas tres culturas.

MÚSICA EN DIRECTO / También para enriquecer el programa, la plaza Mayor alberga todas las tardes, a las 20.00 horas, música medieval en directo a cargo de los grupos Treefolk, Grimorium y Turdión. Otra novedad serán los concursos de pintura infantil y disfraces, que se desarrollarán en la plaza Mayor de 12.30 a 13.30 horas el próximo domingo (los premios se entregarán a las 14.00 horas). También hasta las 12.00 horas del domingo se podrán presentar los trabajos al concurso de fotografía digital para todos los públicos, que ya está abierto.

Todo ello en medio de un animado ambiente de banderolas, escudos, blasones, tapices, pórticos y puestos artesanos de época, con vendedores ataviados para la ocasión. Pasacalles, músicos itinerantes, danza, representaciones, luchas medievales, un domador de serpientes, contorsionismo y exposiciones al aire libre completarán esta cita, abierta y recomendable para todas las edades.