María Antonia Torrejón, propietaria de un piso en el bloque afectado por el derrumbe en la calle Maluquer, lo veía venir. Se enteró cuando estaba en la casa alquilada a la que tuvo que trasladarse hace más de un año en Rodríguez Moñino porque ya no se fiaba de las condiciones de seguridad del bloque en el que había crecido con sus padres y dos hermanos.

Era sábado y su hijo estaba dentro del edificio precintado desde ayer. "Mi hijo Alejandro escuchó un estruendo. Al salir a la escalera comprobó que se había caído todo el techo del portal. Ahora se ve todo el cielo", dice preocupada.

Su marido Alfonso también cree que podía haber ocurrido una desgracia y denuncia que se puede derrumbar. Dentro, donde ya no podrán acceder, quedan los recuerdos de María Antonia: un despacho lleno de libros y documentos que no sabe cómo va a recuperar.