Antonio Carrizosa tiene 67 años y fumó su último cigarrillo el pasado domingo, tras 52 años de consumir hasta tres paquetes al día. "Es cierto que me acuerdo muchas veces, que me falta algo, pero no lo estoy llevando mal", asegura. El peores momentos tienen que ver con el ocio: "cuando estoy en las cafeterías, o me voy a tomar una caña", reconoce.

Es la primera vez que se plantea dejar de fumar. "Cuando estaba acatarrado o me daban ataques de tos, tiraba el tabaco a la basura y decía que no iba a volver a fumar, pero al rato lo recogía", dice. Ahora lo hace porque así se lo aconsejaron los médico, pero está convencido y apoyos no le faltan, aunque hay cierto escepticismo. "Mi mujer está encantada, porque ella no fuma, pero no se fía de que lo vaya a dejar definitivamente", dice.