"Alguna vez, como cualquier padre, nos dio algún cachete, pero nada más", aseguraba ayer uno de los hijos del fallecido para desmentir algunas declaraciones que el día antes, en el juicio, había vertido contra él el acusado. "Ha querido hacer creer que mi padre era un maltratador, pero no lo era, era un hombre cariñoso y al que todos querían". Y sobre el comportamiento de la segunda mujer de su padre no quiso pronunciarse, tan solo indicó: "no necesito decir nada, vosotros lo habéis visto". El que sí se pronunció tras su declaración en el juicio fue uno de los abogados de la acusación, quien, aunque sorprendido, consideró que la mujer "sufre el síndrome de Estocolmo, pues hay que tener en cuenta que en cierta ocasión que tuvo problemas la madre del acusado la acogió en su casa y la ayudó".