Como cualquier otro sábado Jessica Bermejo salió por la mañana con su marido y sus dos hijos a pasear con su perro, un cachorro de pastor belga con solo cuatro meses. Viven cerca de la plaza de toros por lo que suelen acudir a la zona del paseo Alto. La mañana del sábado no se les olvidará. Cuando estaban cerca del parque infantil el perro comenzó a quejarse y a sangrar. No se dieron cuenta, pero había pisado una botella de cristal rota (era una litrona de cerveza) tirada en mitad del suelo. No era la única ya que, tal y como afirma, toda la zona del paseo Alto está habitualmente llena de restos de botellones.

El animal comenzó a perder mucha sangre, lo que obligó a su marido a realizarle un torniquete. Luego los veterinarios que le atendieron le confesaron que esto le había salvado la pierna porque si no se habría desangrado. Lo ingresaron en el hospital clínico, ubicado en la facultad de Veterinaria, donde le tuvieron que operar de urgencia y donde todavía se recupera. «Nos llevamos un susto muy grande. Esto le podría haber pasado a cualquiera de los niños que suelen ir jugando con el perro. Si se caen encima de la botella se habrían cortado ellos», se lamenta esta cacereña.

Ya han puesto la correspondiente denuncia en la Policía Local. Consideran responsable de lo ocurrido al Ayuntamiento de Cáceres y a Conyser, la empresa que se encarga de la limpieza en la ciudad por no haber llevado a cabo las labores de limpieza y mantenimiento del espacio. «Está todo lleno de botellas tiradas y rotas por todas partes. Los jóvenes se meten en esta zona para hacer botellón los fines de semana y el espacio nunca se limpia. Solo pasan por allí a adecentarlo cuando se hace la fiesta de los Mártires, el resto del año no se toca», se queja Jessica Bermejo. Por el momento no han recibido respuesta.

La queja por la suciedad que se acumula en la zona no es nueva. De hecho los vecinos están cansados de llamar a la Policía Local las noches de los fines de semana para que acudan al paseo Alto a disolver a los chavales que se reúnen allí por las noches para beber. Suelen concentrarse en la zona de los bancos, que las mañana de los fines de semana amanecen llenos de botellas y vasos de plástico y de cristal y de bolsas. El problema es que nadie lo limpia, por lo que se acumula de un fin de semana para otro.

«Ahí al lado hay una guardería y somos muchos los que paseamos por esa zona, creo que si no ponen vigilancia para frenar los botellones al menos sí deberían limpiarlo», insiste esta cacereña. A ella por el momento no le molestan los ruidos que se generan por esta práctica nocturna, porque su vivienda está alejada del paseo Alto, pero son muchos los vecinos que también protestan porque el botellón impide además el descanso por las noches.