Tener una antena de telefonía en el edificio de enfrente no supone recibir más radiaciones que a las que se expone cualquier ciudadano cuando habla por el móvil. La respuesta ofrecida por el experto Ramón Ordiales en El escéptico , revista especializada en ciencia, se une a otros estudios recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que no demuestran que las ondas de las antenas de telefonía móvil tengan efectos negativos en la salud.

Las explicaciones sobre el uso de celulares ponen de manifiesto que, para que la comunicación sea idónea, el aparato y la antena deben emitir con la suficiente potencia. Según Ordiales, esta situación provoca una paradoja: si se alejaran las antenas a lugares más remotos, los teléfonos deberían emitir con mas potencia para ser captados por ellas. De esta forma, cuando usamos el móvil, lo tenemos más cerca que cualquier poste de algún edificio.

De esta forma, la preocupación de los vecinos de Fátima no parece tener base científica si se tienen en cuenta otras afirmaciones de la OMS, que señalan que "estudios internacionales han demostrado que las estaciones base de telefonía móvil no producen perjuicios para la salud, incluido el cáncer, a largo plazo, ya que las radiaciones son generalmente más bajas que otras fuentes de radiofrecuencia como la radio y la televisión". A pesar de ello, este organismo se muestra partidario de seguir investigando y que se evite cualquier riesgo con más antenas pero de menos potencia.