Cambian los gobiernos pero las quejas no varían. El presidente de la Asociación de Vecinos de La Madrila, Miguel Salazar, ha vuelto a exigir al ayuntamiento y a la Junta de Extremadura medidas que contribuyan a paliar el ruido que originan los bares repartidos en el centro neurálgico de la movida cacereña. Salazar fue claro al asegurar que los ruidos en el barrio, "de mejorar nada", y lamentó que no se vean "visos de que esto pegue un cambio".

El dirigente vecinal, que participó en la reciente celebración de la Mesa del Ruido, recordó que en ella el ayuntamiento se comprometió a incrementar la vigilancia, ejecutar las sanciones pendientes y avanzar en la insonorización de los locales. En este sentido, Salazar sí valoró la intervención en la mesa del hostelero David Vivas, propietario de la Sala Barroco: "Comentó que el problema había que solucionarlo, pero teniendo en cuenta también a los hosteleros y su aportación a la economía local, con la creación de puestos de trabajo".

Para Salazar uno de los problemas más grandes que existen en estos momentos en La Madrila está más en la calle que en el interior de los locales. El responsable vecinal alabó que algunos de esos bares hayan avanzado en la insonorización de sus locales, pero recordó que tras la entrada en vigor de la ley antitabaco la gente sale a fumar a la calle, con la bebida en la mano, sin que ninguna autoridad ponga coto a ello.

ORDEN DE 1996 Por otro lado, el responsable vecinal insistió en la necesidad de que la Junta de Extremadura varíe la orden dictada el 16 de septiembre de 1996 y que aún hoy sigue estableciendo los horarios de apertura y cierre de los locales. Esta ley permite que los denominados como cafés, bares, cafeterías y restaurantes, que deben cerrar entre la 1.30 y las dos de la mañana, puedan reabrir sus negocios cuatro horas después del cierre. Ello facilite que algunos locales de La Madrila que tienen esta categoría pero que realmente ejercen como si fueran discotecas o cafés concierto se acojan a este decreto y burlen la ley.

"Eso se tiene que reformar para acabar con la picaresca", insistió Salazar, quien recordó que precisamente es a través de esta picaresca cómo este tipo de bares se mantienen abiertos hasta las nueve o las diez de la mañana todos los fines de semana.

Finalmente, Miguel Salazar también pidió al ayuntamiento que ejerza mayor presión en el trapicheo de droga que a su juicio existe en Albatros y que adopte medidas eficaces para mejorar la higiene y el decoro en las calles del barrio, castigadas por restos de vasos y orines. "Así es la zaragata que tenemos cada fin de semana, así es, tal como lo cuento", zanjó Salazar.