Casi un millar de participantes, según la organización, y entre 300 y 400, según la Policía Local, recorrieron ayer por la tarde la avenida de España en la quinta marcha por la paz, un encuentro en el que participaron numerosos jóvenes y familias con niños y que tiene entre sus objetivos trasladar a la sociedad cacereña el mensaje de que desde el diálogo se puede lograr la comunicación entre las religiones para conseguir la paz juntos. Esta fue una de las ideas del manifiesto leído en hebreo, árabe y castellano en el bombo de Cánovas tras el recorrido.

La marcha estaba organizada por los jóvenes de la parroquia de Guadalupe y contaba con el apoyo de colectivos de otras parroquias de la ciudad y onegés y con el de representantes de diferentes confesiones religiosas.

"No hay cultura que no tenga dentro su alma religiosa", explicaba Tino Escribano, párroco de Guadalupe, ayer por la mañana, ya que esta jornada por la paz se inició a las once con la celebración de talleres junto al quiosco de la música. Escribano explicó que el objetivo de actos como el de ayer es doble. Por un lado tiene un contenido "formativo" para los jóvenes, indicó el párroco, y por otro persigue concienciar en la "humanización y convivencia social". "Contribuir a despertar una conciencia cívica en los niños y los jóvenes", precisó el párroco de Guadalupe.

Escribano detalló que, al igual que se hace desde campos como el político o el social, desde las propias religiones se trabaja "en la integración y en los proyectos comunes, que no estemos de espalda unos y otros". Lograr "resultados --añadió-- desde la educación y desde la concienciación religiosa, la marcha de este año no solo es una marcha por la paz, sino que es una marcha de todas las religiones por la paz, lo específico es lo religioso".

En cuanto al colectivo que ha organizado todos los actos que se celebraron ayer, el párroco de Guadalupe, que agradeció la colaboración prestada por la policía, especificó que en su mayoría se trata de jóvenes con edades entre los 15 y los 18 años.