Si hasta el momento era insólitamente fácil entrar en cualquier instalación del poblado minero y llevarse papeles, probetas, puertas, azulejos, hornos, antiguos maderos o artesonados, de ahora en adelante estará multado con sanciones que van de 60.000 euros a 1,2 millones, dependiendo de su gravedad. Y ello porque desde el 20 de mayo, el poblado pertenece a la élite de los monumentos extremeños, al listado de las 270 joyas patrimoniales de especial protección, declaradas Bien de Interés Cultural (BIC). En consecuencia, el nuevo gobierno municipal se sentará a estudiar los proyectos de rehabilitación barajados hasta ahora, recordará al Ministerio de Cultura su compromiso de participar, e incorporará el poblado al Consorcio Ciudad Monumental, es decir, a la primera línea de actuaciones culturales.

La declaración de Bien de Interés Cultural otorga la máxima categoría de protección a los bienes integrantes del Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura. La capital cacereña cuenta con 16 tesoros de este tipo, solo por detrás de Mérida, con 27. Se rigen por una ley autonómica de 1999 que los divide en nueve categorías, y Cáceres está en cuatro: Monumentos (13 en total), Conjuntos Históricos (la parte antigua al completo), Zona Arqueológica (Maltravieso), y desde ahora Lugares de Interés Etnológico, con el poblado minero, levantado hacia 1870 en torno a la mayor industria que ha tenido Cáceres y que trajo el progreso: las minas de fosfatos.

El entramado de factorías, pozos, galerías, almacenes e inmuebles del poblado, desde las grandes viviendas ajardinadas de estilo anglosajón a la recoleta iglesia, pasando por el ya desaparecido cine, el comedor o la piscina, configuran una "muestra coherente y completa" de la actividad extractiva que allí se desarrolló, y en ello justificó la Junta la declaración de BIC en mayo. El conjunto obtiene por tanto la máxima categoría de protección establecida, con el fin de evitar su destrucción o su deterioro.

De hecho, todos los propietarios de los BIC están obligados a conservarlos y mantenerlos. Los poderes públicos velarán para que así sea, incluso pueden instar a los dueños a realizar reformas, penalizándoles con multas si no lo hacen, llegando incluso a la expropiación. Este caso no es tan complejo, porque el poblado pertenece en un 70% a la Junta y en un 30% a Placonsa en proindiviso. De todos modos, los BIC pasan automáticamente a considerarse de dominio público aunque sean de propiedad privada, de modo que la Junta puede inspeccionar el estado de conservación de todos, y si un investigador lo solicita, hay que permitirle el acceso (siempre se respetará la intimidad por ejemplo en las casas).

OJO A LAS REFORMAS Además, cualquier intervención que pretenda realizarse dentro de un inmueble del poblado minero habrá de ser ya autorizada por la Consejería de Cultura, como cualquier otro BIC, previo informe detallado de la obra, los materiales y los métodos. También se respetarán las características esenciales del inmueble y no podrán realizarse adiciones miméticas que falseen su autenticidad histórica. Y por supuesto no se instalará publicidad, cables, antenas y todo aquello que impida la contemplación del inmueble dentro de su entorno sin previa licencia administrativa.

También hay ventajas. La Junta promueve el acceso al crédito oficial y la participación de entidades públicas y privadas para financiar reformas. Además, los BIC disfrutan de beneficios fiscales y están exentos del IBI.

Por todas estas características tan propias de los BIC, el nuevo equipo de gobierno local del PP tendrá que sentarse a estudiar los proyectos que se han barajado sobre la antigua mina. De hecho ya existe el Plan Especial de Reforma Interior del Antiguo Poblado Minero, avanzado por este diario en abril, y redactado durante dos años y medio por técnicos de la Junta y del ayuntamiento, y los arquitectos que ganaron el certamen internacional Europan (el mayor concurso de arquitectura del mundo) en concreto con esta propuesta.

Divide la zona en nueve manzanas con un total de 150 inmuebles (viviendas y negocios), preferentemente tipo loft (interiores abiertos en dos plantas), con patios para actividades comunes y otros convertidos en invernaderos, galerías subterráneas para todos los servicios (agua, luz, gas e incluso basura), un parking sobre césped con rejillas especiales, fibra óptica en todo el poblado, o alumbrado inteligente que regula la potencia según el número de viandantes.

DEL PASADO AL FUTURO En suma, el proyecto pretende convertir un poblado pionero en el siglo XIX (el primero con planeamiento urbanístico en Extremadura) en el distrito más moderno, pero requiere una fuerte inversión. "Vamos a analizar las actuaciones planteadas y a sacar adelante las viables, pero todos conocemos la situación económica actual y debemos actuar con prudencia. Nuestra intención es recuperar la zona poco a poco, por fases, meditando la forma", explica el edil de Innovación y