Los actos fueron inaugurados hace dos semanas por el presidente del Congreso y concluyeron ayer con un entrañable reencuentro entre antiguos mineros llegados del País Vasco, Cataluña, Castilla León y otros puntos del país. El Centenario de la Muerte de Segismundo Moret, impulsor del mayor núcleo industrial que ha tenido Cáceres entorno a las viejas minas, cierra su intenso programa con el anuncio de nuevos actos para el próximo año, especialmente la creación de un monumento a Moret, inexistente en Cáceres.

Tras un sábado repleto de citas, el programa continuó ayer con varias comunicaciones orales en el Garaje 2.0 (último almacén levantado en la mina y convertido ahora en polo de la innovación). Versaron sobre el Calerizo, las sociedades minero industriales de roca fosforita, y otras materias abordadas por especialistas, profesores y expertos del Intromac. No faltaron las vivencias nostálgicas contadas por sus propios protagonistas, como Eufrasio Mariscal, el más veterano de los mineros, con 100 años, que presidió una mesa redonda.

También se celebró la misa de Santa Bárbara en el antiguo templo de San Eugenio. La parroquia ha organizado en su interior una interesante exposición con los objetos de los años de actividad del yacimiento. Además, el Museo Municipal alberga una detallada muestra sobre la mina. También ayer se celebró el Homenaje al Minero junto a la estatua que da acceso al barrio, donde se colocó un ramo de flores y la lista de los trabajadores fusilados. Por la tarde tuvo lugar el IX Festival Flamenco de las Minas, con los artistas Carmen de la Jara, Celia Romero, Carlos Brías y el cuadro flamenco La Milana.

El momento más emotivo fue de nuevo el homenaje al personal de las empresas mineras. Este año los galardones han sido para Jacobo López, que estuvo en el yacimiento 35 años como delineante; Juan Rebollo, quien desde los 14 años ejerció cometidos en la fábrica de abonos y en la administración de jardines; Francisco Cámara, que entró a los 15 años y llegó a ser analista de minerales; y José Rivera, el último trabajador de la mina.