Gorgonio Gil (87 años), Juan Pozo (77) y Angel Trejo (72) son historia de las minas de Aldea Moret. Entre los tres suman casi 50 años bajo tierra trabajando en condiciones extremas para poder dar de comer a sus familias. De aquella época que ya pasó también guardan la amistad y el ambiente de un barrio muy distinto al de ahora. Las vueltas de la vida hacen ahora que este trío vaya ser homenajeado el próximo sábado durante el II Festival Flamenco de las Minas de Aldea Moret de Cáceres, organizado por vecinos de Aldea Moret y patrocinado por la Consejería de Cultura junto a un buen puñado de empresas patrocinadoras con el cantaor cacereño Eugenio Cantero entre bambalinas.

La convocatoria, a las 20 horas y con entrada libre hasta completar el aforo del Auditorio de Cáceres, contará con un cartel de lujo: Calixto Sánchez, Felisa Rodríguez Niña de Talavera y Eugenio Cantero al cante; Manolo Franco y Andrés Díaz Cascarilla con la guitarra; la bailaora Maite Olivares; la percusión de Alejandro Peralta; las palmas de César y Miriam y la presentación del escritor Antonio Bueno Flores.

Ayer, al sol de otoño junto al antiguo ayuntamiento de la plaza de España en Santa Lucía, los tres mineros esperaban con ilusión la cita del sábado. "Es una alegría que se acuerden de nosotros. El flamenco es un buen motivo", asegura Angel Trejo, que dejo la mina en 1955 tras cinco años bregando. "Lo mejor era el compañerismo entre los obreros y lo más negativo, la dichosa silicosis", recuerda.

A Gorgonio, con 30 años de experiencia y la mente en blanco por el paso del tiempo, el tributo le servirá para dedicárselo a su mujer, recientemente fallecida, y a su hija, que ayer le miraba emocionada mientras hablaba. "La vida era entonces buena para unos, pero para otros muy mala", responde Juan Pozo cuando rememora su pasado como barrenero más de tres años. Su hermano, con 36, se quedó en el camino. A él le dedicará la placa que le regalen en el festival flamenco. "Era un barrio de hermanos. Siempre de la mina al bar y del bar a la mina", afirma.

Atenta a la conversación está Bibi Cebrián, la presidenta en funciones de la asociación vecinal Santa Lucía, que destaca el esfuerzo por mejorar el cartel de la pasada edición: "Tocamos todos los palos para que el público vea a gente nueva". Su deseo, que en el año 2007 pueda celebrarse en el edificio Embarcadero, ahora en obras y antiguo almacén de fosfatos de la mina. El flamenco y los mineros se lo merecen.