La primera vez que aparecieron fue hace un mes. Bajo una palmera del parque Doctor Gil Ramos, a la entrada de Los Castellanos, alguien había colocado una misteriosa ofrenda con frutas (un manojo de plátanos y manzanas), una copa de vino llena, la botella al lado, flores y dos velas encendidas y tumbadas. Ahí permaneció hasta que desapareció. Pero a los quince días otra vez, aunque en esta ocasión bajo otra palmera diferente y sin flores. A día de hoy todavía permanece bajo la misma la botella de vino, aunque la fruta ya se la han llevado.

Su presencia ha levantado todo tipo de sospechas en el barrio porque nadie ha visto nada y no consiguen averiguar quién las ha colocado y la razón. Sí creen, no obstante, que las dejan una vez que cae la noche. «He preguntado a los vecinos y nadie ha visto nada. Parecen ritos orientales», dice uno de los residentes en la urbanización que ha sido testigo de las dos ofrendas aparecidas, José Moreno. A su juicio descarta que se trate de una broma porque la fruta presenta «una excelente calidad», indica este vecino. Algo parecido ocurrió hace unos años en Zaragoza, aunque aquí los altares se colocaron en lugares diferentes de la ciudad.

Con cierta cautela, porque al no haber podido averiguar quién y cómo han sido colocados es aventurado afirmar de qué se trata, el profesor del área de Antropología Social de la Universidad de Extremadura, Javier Marcos, se inclina porque pudiera tratarse de una ofrenda de la cultura inca o maya, que suelen estar relacionadas con la fertilidad de la tierra, para que las cosechas produzcan más y así poder seguir la existencia de la vida. Lo que le hace sospechar es que su aparición tiene una cierta periodicidad (las colocan cada quince días). «Me inclino por prácticas culturales que tienen el propósito de potenciar la fertilidad de la pachamama, la madre tierra», explica.

«En este tipo de sociedades hay una relación muy estrecha entre lo humano y la naturaleza, no como en occidente», incide el profesor. Aunque añade que «es precipitado extraer conclusiones sin haberlo visto sobre el terreno y sin haberme entrevistado con los que lo han puesto».