Llegó de Marruecos cuando Womad se trasladó a la plaza Mayor. A sus 43 años, Mohamed Aboufaris guarda con cariño su mejor recuerdo del festival: aquella vez en la que se coló en el escenario para gritar al público "I love Cáceres".

--¿A qué se dedicaba en su primer festival?

--Tenía un puesto en los soportales de la plaza Mayor en el que vendía chapas, pendientes y pulseras de plata. Llegué a ganar hasta 300.000 pesetas en un fin de semana. En aquella época estaba mejor organizado. Me gustaría volver al Womad que se hacía al principio.

--¿La música que vino de Marruecos sonaba igual que allí?

--Sí, estaba bastante bien, aunque bastante fusionada. Lo noté sobre todo cuando vino Khaled.

--¿Le ha servido para no perder contacto con su país?

--Me he sentido como si estuviera en Casablanca, Túnez o Argelia. He conocido a gente de todas partes, no solo a mis paisanos. Por ejemplo, a catalanes, andaluces o vascos. Les he recomendado dónde comer barato.

--Ha trabajado en la plaza Mayor. ¿Es el lugar para Womad?

--¿Pero dónde vas a llevarlo? Moverlo a diez kilómetros no merecería la pena. La gente que viene tiene que ver la ciudad.

--¿Qué era lo que más vendía?

--Nada en concreto. Womad no es para el comercio. No he ganado más dinero en la tienda que tenía en la plaza. La gente viene a pasarlo bien, de marcha, a tomar sus cervecitas y mira lo que tienen para que les llegue durante los tres días del festival.

--¿Cuál es su mejor recuerdo?

--Cuando me subí al escenario en el año 92. Me hice pasar por periodista, hablo varios idiomas y me colé educamente. No recuerdo quién estaba tocando. Creo que era americano. Le grité al público: ´Os quiero Cáceres, I love Cáceres´. La gente empezó a gritar y me sentí como el cantante. Lo hice para felicitar a los cacereños porque aquella noche me sentía como en casa.

--Ahora lo tendría más difícil...

--Hombre, ya no lo haría, pero aquella vez fue increíble.