Un monumento singular en peligro. El abandono de la ermita de San Jorge lleva años en boca de muchas asociaciones como Natura 2000, quien el pasado día 2 de agosto instó a la Junta de Extremadura a acelerar los trámites para salvar dicho enclave, o la asociación Amigos del Museo de Cáceres, la cual hace ya 4 años solicitó su declaración como Bien de Interés Cultural. Sin embargo, fue el incendio del 23 de julio en el paraje El Galindo, que arrasó con 1.500 hectáreas y llegó hasta el monumento, el que ha vuelto a poner la voz de alarma sobre la decadente situación en la que se encuentra tanto la estructura del edificio como las pinturas murales que cubren sus paredes. Tal y como publicó este periódico, a pesar de que la Junta de Extremadura afirmó que las llamas no afectaron a la ermita, el historiador y cronista oficial de Trujillo, José Antonio Ramos, aseguró que pueden contemplarse los restos del humo en sus pinturas, además de un aumento de las grietas en las parades debido a las altas temperaturas de las llamas. Pero ¿qué valor tiene este edificio para la ciudad de Cáceres?

Tal y como asegura el investigador del patrimonio religioso de la ciudad y autor de un libro sobre las ermitas de Cáceres y alrededores, Alonso Corrales, "el valor de esta ermita es incalculable". Se trata de una edificación del siglo XIV, "única por sus características en Extremadura e incluso en gran parte de España. Con forma de concha y una entrada abierta, que no es accidental sino que se construyó así con un significado", explica Alonso Corrales. Según detalla, la ermita pudo edificarse de esta manera para que los caballeros, antes de ir a las contiendas bélicas, pudieran entrar con sus caballos y acercarse hasta prácticamente el propio altar para allí ser bendecidos.

Pero no sólo la singularidad de su construcción marca el valor del monumento. En su interior, se encuentra una serie de pinturas murales que hacen referencia a distintos pasajes bíblicos, datadas en el siglo XVI y firmadas por el pintor Juan de Ribera. "No se trata de un pintor cualquiera", asegura el historiador. Son otros muchos los monumentos religiosos de la zona que cuentan con imágenes de este artista local. La ermita de Santa Ana, dentro del recinto militar, o las del convento de San Benito, rehabilitado hace unos años dentro de la urbanización Ceres Golf, son algunos de los ejemplos.

Al igual, su entorno también podría ser clave para descubrir el pasado de la ciudad. Corrales apunta que ya investigadores de siglos pasados hablaban de una serie de edificaciones en ese territorio. "Por lógica, una ermita de estas características, con pinturas del siglo XVI, no se hace en mitad del campo porque sí. Era algo más que un lugar de culto para una familia". Según indica podría deducirse que en la zona hubo una construcción, "si no hubo un asentamiento urbano, al menos sí una pequeña población o grupo de personas asentadas".

ACTUACION INMEDIATA Por ello, el investigador insiste en la necesidad de proteger este espacio. "Recuperar no sé si es posible, por el daño ya sufrido, pero al menos evitar que ocurra otra desgracia como el incendio y que perdamos lo que queda del monumento", puntualiza. "La ermita puede dar mucho de sí al patrimonio de la ciudad siempre y cuando se haga una restauración adecuada y se tenga cuidado con esas pinturas tan maravillosas que se están perdiendo", dice.