Uno de los aspectos más llamativos del nuevo Plan General Municipal (PGM) aprobado por el ayuntamiento afecta a la Sierrilla y a la zona de la Montaña que está situada entre la ciudad y la futura ronda este. El nuevo PGM establece que estos terrenos pasarán de ser suelo no urbanizable con una protección especial a suelo urbano con la calificación de zona verde, cuya propiedad pasa a manos del municipio. A los propietarios se les compensará con derechos de edificabilidad en otras zonas, obviamente en base al nuevo valor que tendrán los terrenos, que aumentará de manera muy considerable, con la reclasificación. La operación se justifica con el argumento de que se obtienen terrenos para una casa de campo para la ciudad y se protegen estos terrenos contra construcciones ilegales. Sin embargo esta operación suscita muchas dudas y presenta más sombras que luces.

Si de lo que se trata es de evitar las construcciones ilegales bastaría con que el ayuntamiento aplicara sus competencias sobre disciplina urbanística y restauración de la legalidad, algo que todavía no ha hecho en este paraje ni en ningún otro del término municipal, por lo que parece claro que no es una de sus preocupaciones.

Algunas dudas. Si se pretende conseguir terrenos para una casa de campo el ayuntamiento tiene entre sus competencias la posibilidad de aplicar en la Sierrilla y Sierra de la Mosca la figura de parque periurbano de conservación y ocio, que la Ley de Espacios Naturales Protegidos de Extremadura le otorga, estableciendo zonas de conservación y de zonas de ocio. Para actuar sin trabas podría, siguiendo el criterio que aplica ahora, obtener los terrenos para una zona de recreo y otras dedicadas a la conservación, concediendo, si lo desea, derechos de edificabilidad en otras áreas pero en base al valor de suelo rústico, tal y como son en realidad esos terrenos, y no en base a su valor como suelo urbano. Al ser menos costoso podría obtener muchos más terrenos. Sería menos escandalosamente beneficioso para los propietarios y más beneficioso para la ciudad.

Y teniendo en cuenta esto no queda más remedio que hacerse algunas preguntas: ¿Qué es lo que justifica que esos terrenos pasen a ser suelo urbano? ¿Por qué no pueden permanecer como no urbanizables y especialmente protegidos y, si lo que quiere el ayuntamiento es compensar a los propietarios, que esa compensación se haga en base a ese valor de no urbanizable?

Más dudas: ¿qué pasa con el resto de terrenos de la Montaña y la Sierra de la Mosca que no entran dentro de esta llamativa operación? ¿Tienen menos valor para ser conservados y para evitar las construcciones ilegales? Es evidente que no, está claro que fuera de la zona sobre la que el ayuntamiento va a actuar están los parajes de mayor interés ambiental, algunos de ellos, como la zona de La Alberca, con valores geológicos y botánicos más que suficientes para ser protegidos como monumento natural ¿Entonces por qué a un grupo de propietarios se les compensa con esta reclasificación y al resto no?

Y siguiendo con las dudas: una vez reclasificados esos terrenos como suelo urbano con la categoría de zona verde a cualquier Ayuntamiento le sería sencillo, a corto o medio plazo, recalificar parte de los terrenos como residencial (tal y como se hizo en el Rodeo) o dotacional, con lo que ya podríamos tener una urbanización de alto nivel en la Sierrilla o en la Montaña. ¿Se está despejando el camino con esta operación para, con el tiempo, llegar a esa situación?

Impresiones y propuestas. Da la impresión de que lo que se pretende con esta operación del PGM no es ni una medida proteccionista ni conseguir terrenos. Alguien podría pensar que el objetivo es beneficiar a un grupo de propietarios que durante mucho tiempo ha querido urbanizar una zona de la Montaña. Como esa operación nunca salió adelante ahora se les hace este regalo.

Si lo que de verdad se pretende es tener un PGM sostenible y proteccionista el ayuntamiento lo tiene fácil. Protéjase la Montaña y la Sierrilla de construcciones ilegales aplicando la legislación urbanística. Obténgase suelo para una zona de ocio y suelo para zonas de conservación aplicando la figura de parque periurbano de conservación y ocio.

Páguese, si fuera necesario, a los propietarios afectados con la cesión de terrenos o de derechos de edificabilidad en otras zonas pero en base al valor de unos suelos rústicos y no urbanos. Gracias a ese menor valor del suelo actúese sobre toda la Sierra de la Mosca, incluyendo las zonas de mayor valor ambiental. Propóngase a la Junta de Extremadura la declaración de la zona de la Alberca como monumento natural por sus importantes valores geológicos y botánicos.

Ese es el camino. El que propone el ayuntamiento en el nuevo PGM no es proteccionismo como quiere vendernos, es una operación rara, innecesaria, un tanto sospechosa y, nos gustaría equivocarnos, que en cualquier otro lugar tendría el nombre de pelotazo urbanístico.