Las plegarias que durante todo el día habían hecho las monjas del convento de Santa Clara tuvieron su efecto y finalmente Nuestra Señora la Virgen de la Montaña apenas sorteó a la lluvia en su procesión de bajada que, según informó la policía local, reunió solo en Fuente Concejo a más de 15.000 personas. Y aunque una tarde inestable acompañó a la patrona de Cáceres, lo cierto es que la ciudad presenció un masivo desfile al que este año, y por vez primera en la historia de la autonomía, acudió un presidente de la Junta de Extremadura.

Guillermo Fernández Vara estaba en Fuente Concejo 15 minutos antes de la llegada de la imagen. Allí recibió, de manos del mayordomo Joaquín Floriano, la medalla de la cofradía con la imagen de la Virgen previamente bendecida por el obispo, Francisco Cerro.

Vara presenció la que ayer se convirtió en una de las procesiones más alegres que se recuerdan, con hermanos felices que mecían a la talla (con dos pasos a la izquierda delante y tres pasos atrás), vistosas mantillas y cacereños que entonaron como nunca canciones y vítores constantes a la patrona: "¡Viva la Virgen de la Montaña, viva la cacereña bonita, viva la Madre de Dios!", se escuchaba a cada paso. El presidente cantó El Redoble cacereño (se lo sabía de pe a pa ), cargó con la imagen en la plaza y hasta recibió los piropos de dos vecinas que al verlo llegar gritaron: "¡Es Vara, míralo qué guapo!".

Como cada año, La Virgen salió a las 18.00 horas de su santuario cuando el vicehermano mayor, Antonio Fernández-Borrella, organizó los turnos de carga. El vocal tercero, Alberto Gómez Saucedo, fue jefe de procesión. El desfile lo abría el estandarte que Cáceres regaló a la Montaña en 2006 para el centenario de la declaración de su patronazgo canónico. Es blanco, bordado en oro, con una imagen de la Virgen y lo cargaba Daniel Macías. Le seguían las montehermoseñas, los responsables de las cofradías (acudieron también los de la Soledad de Badajoz) y más de 60 niños que, igual que el resto de hermanos, desfilaban con túnica azul cielo y capelina blanca.

El estandarte pequeño de la cofradía iba a continuación. Lo portaba Andrés Casares. Más allá, Andrea Herrán, de 15 años, cogía la réplica del pendón de San Jorge. Los 40 miembros de la banda municipal se sumaron al cortejo. También estaban las 8 niñas del grupo El Redoble con sus dos niños guiadores, Dani y David, que con panderos y panderetas ofrecieron sus bailes asesorados por María Fernanda Sánchez.

CORPORACION Delante de la Virgen, la corporación municipal (entre ellos la portavoz del PP, Elena Nevado, que lució moño para la ocasión). Luego la alcaldesa, Carmen Heras, y el presidente de la diputación, Juan Andrés Tovar, flanqueados por el coronel jefe del Cimov, Miguel Angel Gómez de Agüero, y el teniente coronel de la Guardia Civil, Gabriel Domínguez, que se estrenaba en la procesión. "¿Son sus guardaespaldas?", preguntaron entonces dos niños a su madre.

Delante de la patrona, Vara, junto al mayordomo, el vicemayordomo, Fernández Rincón, y el secretario, Fidel Jiménez. Tras la imagen, el obispo (con traje coral morado y birrete) y miembros del cabildo (con traje de coro). Luego los miembros del PP, con su presidente Monago, los mandos militares, la Guardia Civil (hermana de honor de la cofradía desde 1999), el pregonero, la Asociación de Mantillas, los 15 alumnos de prácticas de la comisaría y los 42 miembros de la banda de la diputación, que cerraban el cortejo.

La Virgen tiene 122 mantos. Ayer fue primorosamente vestida por su camarera, Pilar Murillo, hija de Julián Murillo, célebre médico cacereño que ostentó la mayordomía de la cofradía de 1941 a 1967. Lucía el manto de la ciudad, de estilo renacimiento en tisú de plata fina, regalo de los cacereños durante las bodas de plata de la coronación canónica, el 12 de octubre de 1949. Portaba la corona de campanitas (s. XVIII), recreación de la Virgen con el Niño, de estilo rococó en plata sobredorada.

Los cuatro turnos de 30 hermanos (120 en total) cargaron los 1.500 kilos de peso de las andas de plata sobre las que se coloca a la Montaña. Sus 6 ánforas iban decoradas con gladiolos y claveles fucsias y blancos de la floristeria L´Addolorata que con esmero colocaron las camareras de ornato (el equipo lo encabeza Pilar Campos). En los peldaños de las andas lucían antirrinos blancos.

CARGA EL PUEBLO El tramo del Calvario al Amparo se conoce como el del pueblo, al ser los devotos --puede haber hasta 50, sobre todo mujeres-- quienes portaron la talla. En el Amparo, la cofradía titular de esa ermita promueve un pequeño homenaje que ayer corrió a cargo de la Cofradía del Cristo de la Victoria. Juan Carlos González del Cerro, párroco de la iglesia de San Juan Macías, de La Mejostilla, leyó una oración.

Durante el recorrido solo fue necesario cubrir con plástico a la patrona en dos ocasiones: frente al Calvario y junto al antiguo transformador de San Marquino. En Concejo la lluvia cesó. Allí, la alcaldesa entregó el bastón de mando de la ciudad (de madera, con pomo de oro, cordón y borlas de hilo de oro), que simboliza el título de alcaldesa honoraria que la Montaña ostenta en el novenario. El hermano Rafael Valiente se encargó (y ayer fueron ya 26 años) de la colocación del bastón y de un ramo de rosas holandesas.

Desde Caleros, hermana de honor de la cofradía, hasta la plaza el ayuntamiento colocó una alfombra de romero y se instalaron tres arcos (en San Marquino, Caleros y plaza Mayor) con hojas de palmeras, rosas, celindas y genistas.

En Caleros, los vecinos lanzaban pétalos desde sus balcones con mantones y, a la altura de la ermita del Vaquero, el grupo Alborada cantó Virgen Morenita . En Santiago, hubo una ofrenda de los scouts Sant Yago a través de las niñas Agueda León y Esmeralda Rubio. La cofradía del Nazareno, la de la Sagrada Cena (con el niño Pablo Martín) y la comparsa Sabor Mangurrino la homenajearon.

En las Cuatro Esquinas, tunos de Magisterio, Politécnica, Derecho y Veterinaria, junto al tenor Alonso Torres y al profesor Antonio Luceño, interpretaron Cinta de mi capa en medio de una grandísima ovación. Ya en la plaza Mayor, la corporación con el presidente Vara a la cabeza portó a la Montaña. El novenario, un año más, ha comenzado.