El patrimonio no se puede reemplazar ni renovar. Como mucho puede restaurarse, pero en el contexto actual se hace necesario no llegar ni siquiera a ese punto, o al menos retrasarlo. Es posible introducir nuevas medidas que permitan la detección temprana de los deterioros para poner en marcha acciones que mejoren su conservación, minimicen la inversión y permitan su exposición al público por el máximo tiempo posible. Porque, se quiera o no, el patrimonio, ese patrimonio que da de comer a tantos cacereños, vive una creciente presión para ser adaptado al uso turístico.

Así lo recoge el proyecto ‘Cáceres Patrimonio Inteligente’, que implantará estas medidas en cuatro monumentos para poner el parche antes de la herida, es decir, para detectar cuanto antes los daños y evitar una rehabilitación profunda. Se trata de los recintos municipales más visitados: Centro de Divulgación de la Semana Santa y aljibe de la Preciosa Sangre, Torre de Bujaco, Baluarte de los Pozos y Museo Municipal (Casa Mirón).

En estos enclaves se monitorizarán las condiciones ambientales: CO2, temperatura, clima, luminosidad, humedad y composición del agua. También se monitorizará el consumo de cuadros eléctricos, habrá control de presencia en accesos y secciones de cada destino, se automatizará el control medioambiental y la gestión del consumo eléctrico, y se establecerán mecanismos de alarmas ante problemas de conservación o posibles averías.