Es el primero que veo en Cáceres", afirma Antonio Morcuende, mientras sostiene en su mano un tubo de ensayo en cuyo interior hay un ejemplar de mosquito tigre recogido en la Ribera del Marco, a la altura de la carretera de Trujillo. Este mosquito es originario del sureste asiático, su hábitat natural son selvas húmedas de esta región y en las áreas geográficas endémicas, como los trópicos, es un transmisor de enfermedades como la fiebre amarilla o en el dengue. Su presencia en España no es nueva, hace seis años se empezaron a detectar en Cataluña, en el Bajo Llobregat, y la plaga afectó en 2009 a 119 localidades. A diferencia del mosquito local, que sale de noche, el mosquito tigre es diurno.

Morcuende fue capataz agrícola y desarrolló su vida laboral en el servicio de Plagas y Enfermedades del Ministerio de Agricultura (ahora es Sanidad Vegetal). La entomología es su afición. A finales de agosto le llevaron un ejemplar de mosquito para que lo clasificase, lo habían localizado unos jóvenes en la Ribera del Marco, picó a uno de ellos, lo recogieron y lo llevaron al servicio de Sanidad Vegetal, que se lo entregó a Morcuende. "Es la primera vez que se detecta en Cáceres, no tengo referencia de otros casos", asegura. "Tiene franjas blancas en cuerpo y en extremidades", afirma mientras acerca una lente al tubo. Esta es una de las características del mosquito.

Ahora quiere volver a la Ribera con los jóvenes que lo localizaron. Morcuende explica que sus larvas se depositan en pequeñas cantidades de agua estancada y que el ciclo para hacerse adulto es de 10 a 20 días, aunque "cuanto más calor, más rápido es el proceso". "Los dos meses que son más propicios para que aparezca son agosto y septiembre porque necesita calor. El mosquito local --añade-- prefiere charcos o masas de agua grandes, el tigre se conforma con poca, puede criar en platos de macetas o abrevaderos".

Morcuende no sabe cómo ha podido llegar hasta Cáceres, pero recuerda que una de las explicaciones que se han dado de su presencia en otras zonas, como Cataluña, es que han podido llegar hasta Europa en neumáticos en desuso. Su forma redonda y su impermeabilidad permiten la acumulación de agua y otros residuos durante largos periodos.