Músico

A un año del cambio ´botellón´ por hípico, parece que los protagonistas han aceptado el trueque sin rechistar. O sea, les ha gustado el desalojo central a favor del realojo ferial; a pesar del plus para el taxi y la tasa copera. Los vecinos de la plaza y aledaños, algo más felices; Los hosteleros de esta zona, mosqueados y de tribunales.

Pero la diversión no se puede detener, hay que reunirse con los amigos, conformar una gran masa y sentir la marcha: cinco personas bailando, riendo y demás gerundios. Mientras tanto, en la urbe, los locales supervivientes cerrarán a la hora oficial temprana, casi pueril, pero estará justificado por respeto a los vecinos y a su privacidad, tantos años violentada. Además seguirán celebrándose conciertos, exposiciones, etc.

En casi todas las ciudades existe una zona debidamente alejada del centro urbano que amalgama diversas ofertas. Siendo positivos, es posible que en un futuro cercano, esta oferta se lime y al fin tengamos un lugar apropiado para conciertos: una serie de locales bien acondicionados para escuchar música, sin morir auditivamente ni molestar al vecindario. Quizá el sentido común impere y la oferta tenga una calidad que se avale por sí misma. ¿Será posible? ¡Ojalá!