El Museo de Cáceres ya es un museo en sí mismo. La falta de accesibilidad y de climatización adecuada, y la existencia de vitrinas mal iluminadas con rótulos de papel, lo convierten en una reliquia frente a otros museos organizados con criterios modernos y recursos tecnológicos. Todas estas deficiencias se conocen desde hace 22 años, cuando en 1995 el Ministerio de Cultura, titular del recinto, dio luz verde a su reforma. Nada se ha hecho porque los sucesivos presupuestos generales no contemplaron la inversión y hubo problemas con el proyecto. Ahora sí..., o eso parece. El ministerio quiere comenzar las obras el próximo año con un presupuesto total de 11,2 millones de euros.

En estos momentos, un equipo de arquitectos (Juan Carlos Arnuncio, Valeriano Sierra y Jael Ortega) trabaja sobre la redacción del proyecto definitivo de ejecución (475.500 euros). Es cierto que la semana pasada, el ministerio volvió a retrasar las perspectivas de inicio de la obra otro medio año, desde verano de 2018 a principios de 2019. Pero parece que la reforma va en firme y ya se están dando todos los pasos.

Solventado el primer problema, el económico, llega el segundo gran escollo: ¿Cómo hacer la mudanza de un museo con decenas de miles de piezas fechadas desde hace 350.000 años hasta el arte más actual ¿A dónde llevarlas? ¿Cómo transportar vidrios, bronces, mosaicos y cerámicas? El Museo de Cáceres lo viene madurando dese hace años y ya tiene listo un operativo que tratará de evitar cualquier perjuicio a las piezas. Se trata de una mudanza histórica que explica al detalle Juan Valadés, director del museo y sin duda la persona más satisfecha de ver por fin la reforma en el horizonte.

En realidad, el museo ocupa dos grandes edificios: la Casa de los Caballos y el Palacio de las Veletas, ambos del siglo XVI. Las obras comenzarán por la primera a principios de 2019 hasta 2020, año en el que se iniciarán los trabajos de las Veletas hasta 2023 (los proyectos se refieren a estos plazos). «Las instrucciones que tenemos por parte del ministerio son que la Casa de los Caballos debe estar vacía el verano que viene, de modo que comenzaremos a final de mayo», explica el director.

En sus tres plantas (300 metros cuadrados cada una), la Casa de los Caballos alberga la Colección de Bellas Artes, con más de medio centenar de pinturas desde el siglo XIII al XX. Destacan grandes joyas como el cuadro ‘Jesús Salvador’, de El Greco, procedente del convento de Granadilla, o la Colección de Arte Contemporáneo de la Diputación de Cáceres, que el museo tiene en depósito hace casi tres décadas, y que muestra la vanguardia de la segunda mitad del siglo XX. «Por sí sola ya es un motivo para visitar el museo», afirma Juan Valadés. El arte contemporáneo resulta delicado de conservar, paradójicamente resiste menos que otras piezas centenarias. Al igual que las pinturas del arte antiguo, también requiere unas condiciones especiales de seguridad al tratarse de obras «golosas» para los amigos de lo ajeno. Además, existe otro almacén de arte de unas 900 piezas en el sótano de la Casa de los Caballos. «Por todo ello estamos barajando utilizar las salas 13 y 14 de la Sección de Etnografía de las Veletas, a fin de trasladar y conservar todos estos cuadros de manera adecuada, aunque será necesario cerrar también dichas salas desde el próximo verano», explica Juan Valadés. Cuando el palacio se ponga en obras, la colección y los fondos del almacén ya habrán regresado a su ubicación original.

TEXTILES EN TISÚ / Además, en la Casa de los Caballos existe un almacén de etnografía en la estancia superior, bajo la cubierta, con más de 4.000 objetos. Esa planta tendrá una actuación menor porque se encuentra en buenas condiciones, aun así se trasladarán los fondos de especial delicadeza como la colección textil, formada por más de 200 indumentarias y prendas de vestir, y unas 2.000 piezas de ajuares domésticos, a fin de no exponerlas al polvo. Se llevarán a las mismas salas de las Veletas que las pinturas para preservarlas en sus cajones específicos, envueltas en tisú.

Otros contenidos etnográficos que pueden resistir mejores condiciones de humedad o temperatura se trasladarán a un almacén externo que ya tiene listo el museo, cuya ubicación no se puede desvelar por motivos de seguridad. Ofrece buenas condiciones para albergar las colecciones arqueológicas y otros vestigios. Allí se trasladará por ejemplo la colección de alfarería tradicional con medio millar de piezas, la importante colección de loza del museo y otros contenidos de grandes dimensiones en madera como los aperos agrícolas.

En la Casa de los Caballos también se encuentra la sala de exposiciones temporales del museo, que tendrá que parar su actividad desde la segunda mitad del próximo año.

Concluida la obra en la Casa de los Caballos, se iniciará en las Veletas. Tremenda empresa, porque entre las piezas expuestas (lógicamente las más representativas) y las que se conservan en el almacén histórico suman alrededor de 7.000, que habrá que desplazar. Y ello gracias a que el museo ha ido trasladando poco a poco decenas de miles de fondos al almacén externo citado anteriormente, por ejemplo las piezas de la Junta de Extremadura que han ido ingresando en el museo desde que en 1989 esta institución se hizo cargo del mismo. ¿Pero cuántas piezas se conservan en total? «Es muy difícil de calcular. Tenemos unas 16.000 inventariadas y prácticamente cada mes recibimos nuevas cajas que los arqueólogos depositan fruto de sus intervenciones. Hablamos de miles de piezas cada año y solo hay un arqueólogo para inventariarlas una a una. Existen unas 3.000 cajas pendientes», calcula el director. En total, el museo alberga decenas de miles de objetos.

Pues bien, los 7.000 fondos que aún quedan en el Palacio de las Veletas necesitarán una solución durante las obras. El operativo ya está perfilado. Una parte se trasladará al almacén externo y además se aprovechará el periodo de obras para restaurar allí los tesoros que ya han sido seleccionados como parte de la futura exposición permanente. De hecho, se pondrá en marcha un taller de restauración que irá poniéndolos a punto.

Otros fondos no se llevarán a dicho almacén. Podrían mostrarse en la sala de exposiciones temporales de la Casa de los Caballos, que ya estará lista por entonces. Es una de las opciones que se barajan. También se trabaja con la idea de exponer una parte de esos fondos en algún otro edificio de la Ciudad Monumental mientras duren las obras, y existen conversaciones para ello. «La idea es que el museo nunca se cierre por completo, que siempre haya contenidos visitables», subraya el responsable.

fondos ESPECIALES / Existe otra parte de los fondos que no será expuesta ni tampoco se trasladará al almacén externo. Son piezas especialmente delicadas que se guardarán en el pabellón de restauración anexo a la Casa de los Caballos. «Nos referimos a los antiguos vidrios romanos, cerámicas de época republicana, de terra sigillata o incluso de la Edad del Bronce, y también a las piezas de bronce del periodo orientalizante...», matiza el director, que conoce el museo como la palma de su mano. Habrá incluso que fabricar cajas individuales ex profeso para estas joyas

En general, los objetos más delicados se moverán lo menos posible. Por ejemplo, el Genio Andrógino de Norba Caesarina, que se conoce popularmente como Diosa Ceres (de titularidad municipal), probablemente permanezca en el acceso al museo, bien protegido. Otras piezas de gran relevancia como el torso de la estatua ecuestre de bronce, de época romana (siglo I a. de C.), un auténtico tesoro hallado bajo el palacio del Mayoralgo, formará parte de la selección que se expondrá en la Casa de los Caballos o en un edificio próximo.

Sea como fuere, cualquier traslado requerirá mucho mimo. Por ello se contratará a una empresa especializada que bajo supervisión del museo se encargará de estas tareas. También los restauradores que se incorporarán al almacén externo para poner a punto los fondos, velarán por estos movimientos.

LOS CAMBIOS / Si los plazos se cumplen por primera vez en la larga historia de la reforma del museo, Cáceres tendrá la nueva cuna de su historia en el año 2023. Un 90% de las obras de la valiosa Colección de Arte Contemporáneo volverán a la sala 15 en la Casa de los Caballos, que se reducirá en tamaño pero en realidad ganará superficie expositiva. En cambio, la sala 17, destinada ahora a la Colección de Arte Antiguo, pasará a ser una estancia de usos varios: una parte se convertirá en el depósito de la biblioteca y otra en un área didáctica fija para los talleres de niños. También se mantendrá la sala de exposiciones temporales, que da la oportunidad de exponer sus creaciones a numerosos artistas.

El resto del museo tendrá un discurso expositivo único, de modo que irá mostrando la historia de la provincia desde los primeros pobladores hasta el presente, con piezas de todo tipo: arqueológicas, artísticas, etnográfica (y no separadas por secciones como hasta ahora). Un trabajo realmente difícil a modo de gran puzzle histórico, para el que se contratará a una empresa especializada que se encargará de la nueva museografía, coordinada también desde el propio museo.

Asimismo, se desmontará la biblioteca con sus 7.000 títulos de monografías y otros tantos volúmenes de publicaciones, para trasladarla desde el Palacio de las Veletas a su nueva ubicación en la Casa de los Caballos. También se están cargando los datos de la misma en la base Absys, utilizada por todas las bibliotecas públicas de Extremadura con el fin de que el público pueda acceder a consultar sus contenidos.

Sin duda, una avalancha de trabajo para la exigua plantilla del Museo de Cáceres, formada por el director y tres conservadores: uno para el área de arqueología, otro para el área de arte y un especialista en educación. Al trabajo diario en el museo con las colecciones deben unir la recogida y catalogación de nuevas piezas, el montaje y desmontaje de exposiciones temporales, y en estos momentos la implantación de Domus, un sistema de documentación que ya se utiliza en todos los museos y que obliga a revisar el inventario completo para volcarlo en una nueva base de datos, ficha por ficha.

«A todo ello se suma la próxima mudanza, será un trabajo muy intenso, nos preocupa, pero sin duda merecerá la pena. Llevamos años esperando la reforma que necesita el Museo de Cáceres», concluye el director.