Sirvan estas líneas para rendir homenaje a una amiga, María Victoria y, al tiempo, protestar por su muerte, inútil como todas; evitable en este caso. Ya sé que quienes nos abandonan de este modo tan trágico se convierten de repente en seres sin tacha alguna, lo que en este caso es real.

Con estas líneas, quiero rendirle homenaje a quien nos ha dejado por culpa de la estupidez de una persona joven que, además de acabar con la vida de alguien irrepetible, ha truncado su propio futuro. Y todo, seguramente, por no haber pensado, antes de subirse a un coche, el peligro que supone mezclar el alcohol con un arma tan peligrosa como un coche.

Mi protesta es por la muerte evitable. Ya sé que luchar contra la estupidez humana es una tarea larga y difícil; imposible al parecer cuando hablamos de la conducción. De todos modos pienso, y pregunto a quien corresponda: lo mismo que la policía municipal puso controles de alcoholemia el día después del atropello, ¿por qué no los puso antes?

Descansa en paz, María Victoria, y mi más sentido pésame a los tuyos. En cuanto a ti, desconocido y presunto homicida imprudente, piensa si puedes en la cárcel lo que has hecho.

*Presidente AAVV Los Castellanos