Hace días preguntaban a Alfonso Guerra sobre la propuesta de Zapatero para que Bono presida las Cortes. Contestó que a él no le gustaba el nombre. Hubiera puesto a otro. ¿A quién? "Hay muchos. Yo por ejemplo". Nada que oponer a la autopromoción si no fuera porque este señor hizo famosa la frase "el que se mueve no sale en la foto", que como saben quiere decir: "con la obediencia y la adhesión incondicional se llega a cualquier sitio, pero con la crítica solo a casita". Naturalmente eso solamente sirve para cuando él y sus aventajados discípulos mandan pues exigen una férrea disciplina a sus subordinados, en bien del partido naturalmente, pero no dejan de lanzar puyas cuando solo disfrutan de las migajas, y qué migajas, por el bien del partido naturalmente. Guerra tiene tal desapego a la política que lleva más de 30 años en un cargo oficial. Era vicepresidente del gobierno pero estaba tan alejado de la ambición de poder que ejercía de oyente, sin interés por intervenir en las decisiones, y, desde luego, sin responsabilidad sobre las malas decisiones. Con tales comportamientos no extraña que para muchos la corriente guerrista sea una farsa sin contenido ideológico pero con muy buenos resultados personales.