En octubre de 2010 se hizo público el contenido de un informe de la sección de Patrimonio del ayuntamiento que alertaba de que había dos tramos de la muralla que se encontraban en una situación límite y los citaba: Torremochada y el adarve del padre Rosalío. No era el primero, en enero de 2009 otro informe del servicio de Disciplina Urbanística advertía de que se precisaban actuaciones urgentes en esas mismas dos zonas. En 2008, en un estudio de patologías que se hizo del cerco, se detectaron 1.124 situaciones de deterioro en la muralla, entonces se aludió a que las intervenciones más urgentes se tendrían que acometer en el baluarte de los Pozos, en Torremochada y en las torres de la Yerba, Postigo y Santa Ana, además se anunció la intención de adjudicar al año siguiente la redacción del plan director de la muralla.

Ese plan director no ha sido una realidad hasta este año, parte de su contenido se dio a conocer el martes y los tramos que requieren una actuación urgente por estar más deteriorados no han cambiado: Yerba, Torremochada, Pozos y el lienzo del adarve del Padre Rosalío, según detalló Juan Carlos García Fraile, arquitecto del estudio que ganó el concurso que convocó la Junta, aunque la primera propuesta de adjudicación fue para el equipo del arquitecto cacereño Miguel Matas, uno de los técnicos que más ha estudiado la muralla cacereña. Matas, además de participar en el estudio de patologías que se redactó en 2008, también intervino en el estudio integral realizado en 2004 con fondos del plan de excelencia turística, en este trabajo se proponía que siete tramos de la muralla, como el de Bujaco que ya en esa época estaba abierto, fuesen visitables. Solo un año antes, en julio de 2003, la comisión del plan de excelencia puso sobre la mesa la apertura de otras cuatro torres del cerco para sumarlas a la de Bujaco. Eran Púlpitos, Pozos (estas dos se han llegado a abrir) Yerba y Torremochada.

EL PLAN director es un documento que incorpora todas las iniciativas que han ido surgiendo durante los últimos años, incluso la de la eliminación de las casas adosadas al lienzo en el tramo entre Bujaco y Yerba, y que además realiza propuestas urbanísticas y arquitectónicas para, como primer objetivo, la conservación y la restauración de las torres y muralla. También hace una estimación económica del coste de ejecución de las actuaciones que se plantean. Ese coste se cuantifica en 10,5 millones de euros.

El paso siguiente será cómo se financian esos 10,5 millones. Las tres administraciones competentes (ayuntamiento, Junta y Estado) no han avanzado si en sus presupuestos para 2017 incorporarán alguna partida para la muralla. Para el ayuntamiento, que debe ir a operaciones de crédito para invertir, es bastante difícil si debe recurrir a fondos propios y no cuenta con financiación de la Unión Europea, además las últimas actuaciones destacadas hechas en el recinto intramuros se han financiado con fondos de la Junta de Extremadura (como la reforma de la torre del Río) y del Ministerio de Cultura (como la restauración de Santa María). Por ahora el papel del plan se tiene, aún falta el del dinero.