Si se toma usted la molestia de detectar las nacionalidades de los músicos que integran las orquestas españolas, comprobará rápidamente que hay muy pocos españoles entre ellos. Pongamos la Orquesta de Extremadura como ejemplo. Entre los 53 integrantes que aparecen en su página web, sólo la mitad son de nacionalidad española; entre los veinte violines que aparecen, nueve son españoles y de las seis violas, sólo una. Y algo parecido ocurre en otras orquesta de España ¿Son peores los músicos españoles? En realidad, la respuesta es mucho más simple: estudiar música en España es una larguísima carrera de obstáculos.

Los chicos empiezan con siete, ocho o nueve años y deben superar una extensa trayectoria en los conservatorios profesionales a la vez que hacen sus estudios académicos. Todo ello se lo aseguro, con muy pocas facilidades por parte de los dos centros educativos. A lo sumo, se suele escuchar esa pedagógica e inteligente frase de "- ellos sabrán lo que es más importante" Y, por si esto fuera poco, acumulan un trabajo académico y musical que les supone disponer de menos horas libres en comparación con los chicos de su edad.

Por eso aprovechan tan bien su tiempo, por eso no lo tiran: porque no lo tienen. Pero si son capaces de superar esas barreras, sus familias no se cansan y llegan al final de los estudios profesionales, se encuentran con que el sistema español no les permite comenzar el grado superior de música sin terminar el bachillerato, algo que sí pueden hacer en otros países de nuestro entorno; de tal suerte que este año, dos estudiantes de nuestro centro, Víctor y Muni, dos magníficos músicos, tendrán que emigrar al país vecino para poder acabar el bachillerato mientras comienzan los estudios superiores de clarinete y chelo respectivamente. No sé qué pensará usted, pero a mí me parece que deberían cambiar algunas cosas en las enseñanzas musicales en España; por ejemplo, dar más facilidades a los chicos que simultanean o poner menos obstáculos para los que opten por el nivel profesional.

En fin no seré yo el que diga que la música es más importante que el habla como afirma Vikram Seth, pero si escuchamos a los clásicos y somos capaces de inculcar en nuestros hijos un oído medianamente educado, un interés tranquilo y sosegado por una música que no sea de plástico, comprenderemos, como afirmó Fernando Pessoa que "- la literatura, (la música), como el arte en general, son la demostración de que la vida no basta".