Lograr una plaza de formación musical en Cáceres es un reto complicado. La Escuela Municipal ha alcanzado tanto éxito que está desbordada. Creada hace siete años con el propósito de llegar a todos los ciudadanos (tiene alumnos de 3 a 73 años), sus cuatro aulas son ya insuficientes para satisfacer la demanda, de modo que ingresan unos 220 estudiantes y el resto, medio centenar, se quedan fuera cada año. "Las clases colectivas reúnen a diez alumnos, y las de instrumentos son individuales. Los profesores permanecen en el centro de 9.00 a 22.00 para atender a todos", explica el subdirector, Antonio Luis Suárez, que recuerda la promesa del alcalde de ceder el edificio completo.

El centro comparte su inmueble en Gómez Becerra con la universidad popular. "Hace días me reuní con los responsables y les transmití que el alcalde cumplirá su compromiso en cuanto sea posible", señaló esta semana la edil de Cultura, Cristina Leirachá. El edificio, de ocho aulas, permitiría a la escuela desarrollar las disciplinas que proyectó en su origen: música, ballet y teatro.

Enseñanza oficial

El problema también se deriva de la fuerte demanda que arrastra el conservatorio oficial Hermanos Berzosa, donde el 50% de los aspirantes se quedan fuera cada año por falta de espacio (el curso pasado sólo ingresaron 93 de 181), y algunos recurren a esta escuela. Los responsables del conservatorio solicitan hace tiempo otro inmueble a la Junta.

Pese a sus limitaciones, la Escuela Municipal acaba de crear nuevos cursos de batería, percusión y música moderna (jazz, pop, rock...), "que merecen tanto respeto como las clases de piano, y son demandados", indica el subdirector. Además, imparte acordeón, guitarra clásica, guitarra flamenca, guitarra eléctrica, piano, trompeta, trompa, trombón, tuba, saxo, clarinete, flauta, flauta de pico, violín, viola, violoncello, contrabajo, bajo eléctrico y canto.

Aunque no recibe ayudas, el centro paga las nóminas de 15 profesores y destina su "escaso superávit" a comprar instrumentos para ofrecer becas.