Cáceres debe su existencia, su rica historia, su bello patrimonio y su devenir al Calerizo. Se trata de uno de los acuíferos kársticos de mayor entidad de Extremadura, que se extiende 14 km² y que almacena hasta 13 Hm3 a un ritmo de 3 Hm3/año. Fluye al exterior por manantiales como la Fuente del Marco (90 l/seg), la Esmeralda (8 l/seg), La Alberca y Arropez (2 l/seg).

Dichas aguas han permitido el asentamiento humano desde la Prehistoria, pero además le han dado cobijo. El sistema de cavernas, simas y galerías generadas desde hace más de 300 millones de años por este afloramiento de rocas calizas, pertenecientes al Carbonífero Inferior, posibilitaron a los primeros hombres refugiarse en las cuevas de Santa Ana, El Conejar o Maltravieso.

Tal es así que los colectivos que han redactado este informe piden la protección del Calerizo por su gran importancia geológica. Está situado en el núcleo y en el flanco oriental del Sinclinal de Cáceres, conformado por una de las más completas series estratigráficas paleozoicas, la mayor de Extremadura. Por sus características, además, ha tenido un notable interés económico dado su aprovechamiento para usos industriales como la extracción y obtención de cal a través de sus antiguos hornos, la extracción de filones de fosfatos en las minas de Aldea Moret, la obtención de estaño y litio en Valdeflores, o la apertura de más de 30 canteras para áridos, aglomerantes y abonos (quedan tres activas).

Pero estos usos, los vertidos incontrolados y la filtración de aguas residuales han provocado que el Calerizo entre en una degradación irreversible, que el informe pide al menos frenar protegiendo espacios como sus fuentes, sus cuevas o las fincas La Alberca y El Arropez.