Ya no hace falta esperar a San Blas en febrero para disfrutar del espectacular paisaje de las cigüeñas en torres y edificios de la capital cacereña. "No se van por Navidad", asegura Chema Corrales, un apasionado estudioso de esta especie, también profesor de Magisterio y director del Aula de Ecología de la Universidad de Extremadura. La razón por la que las aves más adultas permanecen en el casco urbano --los jóvenes sí se marchan-- y no emigran a las tierras cálidas de Africa en invierno es bien sencilla: "En Cáceres se quedan las más mayores, que se alimentan en el vertedero y aprovechan el tendido eléctrico de la carretera de Badajoz para posarse". También es fácil verlas cada tarde junto a la depuradora de Aldea Moret.

Corrales está realizando un seguimiento a la colonia de cigüeñas que continúa en la ciudad, con una edad media de más de tres años. En total, calcula que su número ronda los 200 ejemplares en tejados, torres y espadañas de la parte antigua. Suelen colocarse en zonas de solana para recibir el sol por la mañana y rara vez se juntan en parejas. Otra de las características que destaca este experto es el gregarismo de las aves al agruparse en lugares estratégicos como la iglesia de Santiago --con cerca de 80 cigüeñas--, San Francisco --unas 40-- y árboles como en los cedros de la residencia San Pedro de Alcántara o en los nidos, donde sí hay parejas.

Mayoría blanca

La variedad mayoritaria en la capital cacereña es la cigüeña blanca, caracterizada en los adultos por sus patas y pico rojos, que los jóvenes no logran tener hasta pasado un año. Pero divisar aves como le gusta hacer a Corrales también depara sorpresas. Hace pocos días lo que parecía ser una cigüeña negra, subida en una torreta del edificio Múltiples, resultó ser un ejemplar de blanca tiznada de negro. Lo mismo ocurrió en uno de los pináculos de Santa María. Su descubridor ofrece esta explicación: "No es la primera vez que pasa. Debía de venir de alimentarse de algún vertedero que se hubiera incendiado o de una zona quemada. Lo único que pasaba es que estaba sucia" señala Corrales. Los ejemplares de cigüeña negra nunca campan por los espacios urbanos, además de ser una especie protegida: "Es solitaria y busca para nidificar cantiles y árboles alejados. Ni siquiera es posible verlas juntas".

Desde hace una década, resalta Corrales, los hábitos migratorios de las cigüeñas han ido cambiando hasta el punto de sustituirlos por una estancia parcial en la ciudad. También han modificado el momento de ocupación de nidos y edificios para adelantarlo a las Navidades y no a febrero como era habitual, aunque el momento de la reproducción se mantiene igual. Todo, para seguir viviendo.