Sobre si Cáceres agoniza o no en los terrenos del ocio y la cultura habría mucho que debatir. Pero sí hay un punto en el que el consenso es generalizado en la ciudad: la otrora famosa movida cacereña está bien muerta y enterrada desde hace al menos tres años sin que nadie haga nada por resucitarla. Los hosteleros acaban de realizar un enésimo llamamiento a la Junta para que actúe con lógica de una vez por todas y negocie una ampliación de los horarios de cierre nocturno de los bares. La crisis hay que atajarla porque ya no es un problema de un grupo de melancólicos de las míticas sesiones de La Madrila; está comenzando a tener consecuencias económicas perniciosas para un sector fundamental en la capital.

Por supuesto, la idea no debe ser volver a reeditar las noches salvajes de la plaza de Albatros ni el botellón en la plaza. Hay que respetar el descanso ciudadano por encima de todo. Pero los jóvenes y no tan jóvenes tienen derecho a divertirse en bares y discotecas hasta altas horas, y eso es algo que ahora se les hurta. Para buscar soluciones están la administración y los afectados, y urge que ambos alcancen un necesario consenso. Nuestro Alonso de la Torre opina que Cáceres es más aburrida en verano que una pescadilla de régimen. Y creo que se quedó corto. De noche, durante todo el año, Cáceres cierra a las 3 --como la administración de día-- y eso no beneficia a nadie.

*Periodista.