Yo también soy órgano asesor-moral del patrimonio; como vecina de Cáceres y de la ciudad monumental. No quiero el cubo, y no sólo por las cuestiones legales que incumple, sino como órgano pensante, votante, pagadora de impuestos, profesional, un poco propietaria del edificio --como todos-- vividora y sentidora de estas piedras, por ello, abogo por la supervivencia de este espacio desde el corazón, desde el sentimiento; tenemos que empezar a expresarnos sin pudor sobre la conservación de los entornos, de las perspectivas, de los horizontes, de los espacios, de los sonidos, de los colores, de las luces , de las sombras, esto también es patrimonio a cuidar y mantener para que permanezca, y no sólo, el referido a los edificios, como si éstos fueran algo inconexo con lo que los envuelve. Tenemos derecho a las emociones.

Quiero seguir viendo más allá de lo primero que tengo frente a mí. Quiero intuir los espacios alejados que se perciben más atrás. Quiero que los vacíos sigan siendo eso, macizos que podían haber sido y no son y en su lugar los huecos diseñan profundidades, alturas y recovecos. Quiero que la creatividad impactante se quede fuera de todo esto, ¡qué mayor modernidad que conservar lo que tenemos, tanto el bien inmueble como el bien social, sentimental, sensorial, que son en definitivas las aspiraciones del hombre moderno! Por ello, pido que se atiendan las peticiones de no construcción del cubo, por las razones técnicas y por las sentidas por los ciudadanos, somos parte y todo del entramado sociocultural; necesitamos nuestro pasado, necesitamos nuestro futuro que se está construyendo ahora, necesitamos lo que estamos viviendo entre nuestras piedras.

Las vanguardias artísticas las apreciamos, disfrutamos y aplaudimos en su contexto, pero no dentro de un conjunto histórico, cuya importancia reside principalmente en esa conexión arquitectónica por la que tiene títulos proteccionistas. Seamos serios y, de una vez por todas, no nos importe que seamos tildados de catetos para intentar amedrentarnos, y así, algunos lograr su gloria a costa de las pérdidas de otros.

¡Rehabiliten y no sean creativos¡, todos los que vivimos en el casco histórico lo hacemos.

Gracias a los que decidimos residir aquí, aceptando las condiciones que esta área obliga, la recuperación es evidente, nosotros también le damos vida, y ¡cuánta¡, no residimos en los palacios, pero la consistencia e importancia que sostiene a una ciudad como ésta, se la dan sus ciudadanos, que creen en su patrimonio, lo conocen y lo sienten; como es lógico, esto crea sinergias que potencian aún más lo explotable ; pero sin una base sólida de concienciación, respeto y rehabilitación integradora todo se vuelve plano, cúbico y similar a lo que otras ciudades tienen a partir de obras constructivas presentadas como vanguardia y desarrollo, arquitecturas-espectáculo, en fin, que en realidad han arrasado parte del patrimonio sentimental.

Si se permite esta tropelía, se abrirá una puerta por donde algunos tendrán patente de corso para rediseñar la ciudad monumental, y no habrá fuerza moral ni legal para evitarlo. Después, lloraremos todos como catarsis, y recordaremos, si acaso, nuestro pasado sentados a la sombra de la creatividad indolente y fría, viendo pasar la modernidad, avergonzada, admirando y paseando tranquilamente por otras ciudades que sí valoraron y conservaron su pasado.

Los vecinos de esta zona también promocionan el patrimonio histórico-artístico, cumplimos una función revitalizadora, rehabilitadora, conservadora, podemos ser igual de creativos y modernos, o no, que los que defienden este proyecto (no criticamos el mismo como tal ni su aspecto comercial) pero no lo queremos aquí dentro con este diseño constructivo.

Y además, los moradores de esta zona no pedimos agradecimientos por vivir aquí y hacer que crezca nuestra ciudad con nuestro trabajo, encuentros, conversaciones, vecineos , niños, incluso con atendimientos a los turistas, simplemente por las querencias a nuestro patrimonio lo hacemos, y deseamos seguir reconociendo nuestra historia, nuestro entorno.

Por todo, nos negamos a admitir el proyecto que se pretende con las características que atentan a las leyes patrimoniales, ciudadanas y morales.