La alcaldesa de Cáceres, Elena Nevado, aseguró ayer que confía en que la obra de la calle Alzapiernas, donde se instalarán unas escaleras mecánicas para facilitar el acceso al centro histórico, «se retomen en breve», e insistió en que no entiende la dilación del gobierno de la Junta de Extremadura «en realizar los informes y en tener parada unas obras durante dos meses».

Nevado admitió que «es un tema que nos ha ocupado y preocupado en exceso», ha señalado la regidora, que entiende que en una ciudad en la que hay una riqueza arqueológica importante, «las obras en el casco histórico y su entorno pueden provocar este tipo de incidencias».

Ante esta situación, ha explicado, se mantiene como «solución viable” la colocación de una pasarela en la vía durante la Semana Santa y el Festival Womad, que servirá de conexión entre las calles Moret y Parras a fin de garantizar el bienestar de los comerciantes y el flujo de visitantes y cacereños por esta zona.

También se ha referido Nevado a los cortes de tráfico que comenzaron ayer en calles céntricas como Parras, San Antón y Clavellinas por las obras de remodelación de la plaza de Obispo Galarza y la calle Alzapiernas, lo que ha obligado a desviar los autobuses de turistas hasta el Edificio Valhondo por la avenida Hernán Cortés.

«Las obras generan empleo y eso es lo más importante, junto a la coordinación», ha manifestado Nevado, que ha añadido que Cáceres «es una ciudad que se está reinventando”»a través de actuaciones que se han diseñado dentro de un plan estratégico hasta 2023.

«Nos hubiera gustado poder anticiparlas y que muchas de ellas estuvieran disponibles para que las pudieran disfrutar los ciudadanos, pero los plazos y los procedimientos administrativos a veces son tediosos», ha matizado la alcaldesa, que ha pedido «comprensión» porque las obras son “imprescindibles» para generar empleo, y mejorar la movilidad y la accesibilidad.

Las obras de Alzapiernas arrancaron el 10 de diciembre, después del puente de la Constitución, pero se pararon el 30 de enero y, desde entonces, los trabajos no avanzan. Ya de por sí la actuación iba a suponer un perjuicio a los empresarios de la zona pero la situación se ha convertido ya en insostenible y los negocios han tenido que empezar a reducir plantilla.

Se calcula que por allí entra una media de 900.000 personas al año. Sin embargo permanece cerrada desde que comenzaran los trabajos, lo que está generando daños económicos a los empresarios. Por esta razón la tapería Los Ibéricos y la tienda de embutidos del mismo nombre se han visto obligados a despedir a dos personas.