"Estoy arrepentido, no tenía intención de matar a nadie y quiero pedir perdón a la familia". Con estas palabras de Alejandro Martín Niño, el zaragozano de 35 años que hace poco más de un año causó la muerte de un disparo a Alejandro Clemente, cacereño de 19, acababa ayer hacia las 20.00 horas uno de los juicios que más expectación ha despertado en Cáceres. Visiblemente nerviosa e indignada, María Dolores Ríos, madre del fallecido, le respondía al salir de la sala negándole toda credibilidad. "De un hombre así, como ha demostrado ser en este juicio, desafiante, agresivo y mentiroso, no puedo creerme su arrepentimiento, y por eso no quiero su petición de perdón, ni saber nada más de él".

A las diez de la mañana, media hora antes de que en la Sala de la Audiencia Provincial se iniciara el juicio en el que se juzgaría al "asesino" de su hijo, María Dolores se mostraba más serena. "Estoy muy nerviosa, pero tranquila y con seguridad de que voy a soportar todo lo que escuche, pues después de lo que pasé ese trágico 6 de enero ya nada peor puede haber".

Las puertas de la Sala se abrieron unos minutos después de las 10.30 y las numerosas personas que esperaban la ocuparon de forma inmediata, muchos incluso tuvieron que seguir la vista de pie.

El único incidente del día llegó casi tres horas después. Hacia las 13.15 horas la actitud desafiante que muchos de los asistentes al juicio habían apreciado en el acusado le sirvió a éste para ser expulsado de la Sala por la presidenta. Ocurrió cuando Alejandro Martín acusó de mentir a un testigo y mantuvo su mirada intimidatoria sobre sus ojos hasta que la presidenta lo apreció y pidió a los agentes que le custodiaban que le sacaran de la sala.

Sorpresa causó también a la mayoría de los asistentres la declaración de la compañera semtimental del acusado, al negar parte de lo que había declarado la tarde del suceso ante la policía. En el juicio dijo que su compañero no le pegó y que tampoco le tiró del pelo, sino que se lo cogió accidentalmente al intentar agarrarle de la chaqueta para que no se fuera, o que en ningún momento pidió auxilio a los jóvenes.

Esto fue algo que dejó perplejos a los amigos del fallecido, que acabado el juicio reconocieron a este diario tener dudas de si volverían a ayudar a alguien. "Imagino que con el tiempo cambiaré, pero hoy por hoy he de reconocer que no lo haría, pues dudo si mereció la pena acudir a ayudar a esta chica cuando pidió auxilio, pues por ayudarla perdimos a un amigo, y su madre a un hijo y a su marido, que murió de un infarto nada más conocer la noticia por la policía, para que ahora ella mienta tan descaradanmente", señaló Alfonso.