No sé si queda algo por decir sobre la calle Alzapiernas. Yo ya he oído y leído de todo. Insultos, tacos, recuerdos a la madre de alguien, que según decían no era una santa precisamente, descalificaciones de los técnicos... Dado que el cabreo es muy fuerte, muchos ciudadanos no se limitan a decir «cómo se nota que el dinero no es suyo», una frase que se escucha con más frecuencia de la deseada y que descalifica a políticos ineptos y derrochadores, sino que echan de menos medidas que obliguen a los responsables de los desaguisados a cargar con las consecuencias pecuniarias que conlleve su chapuza. En realidad existen medidas para depurar las responsabilidades políticas, como por ejemplo los votos con los que se premia o castiga a los políticos. ¿ Que no hacemos buen uso de nuestra capacidad de castigarlos y no las llevamos a cabo? Es nuestra responsabilidad, aunque buena parte de culpa tienen los partidos que los siguen colocando en listas electorales. Ya se sabe: Hoy por ti, mañana por mí, clientelismo, pago de favores y apoyos... Pero además existe la malversación. Ignoro los procedimientos que deben seguirse para acusar de tal hecho a alguien y los requisitos necesarios para sancionarlos, pero existir existe y está penada y de no ser casos muy sonoros nunca se lleva a cabo. Claro que en este desaguisado no solo tienen que ver los políticos pues no creo que ninguno de ellos, salvo raras excepciones, esté capacitado para diseñar una escalera mecánica, ni esté obligado a conocer la reglamentación en cuanto anchura, accesibilidad y otras deficiencias detectadas por la Junta y que estarán escritas en algún sitio y ni siquiera habrá sido necesario advertir a los técnicos de que deben atenerse a las leyes y reglamentos en vigor como es su obligación. Sin embargo hay gente que por su puesto está obligado a conocerlo y obrar en consecuencia. Sea como sea, la realidad es que estamos ante una inmensa chapuza que no solo no ha solucionado nada sino que lo ha complicado todo.