A pesar de que pueda parecerlo por las medidas se seguridad, la planta de psiquiatría no es una cárcel. Los profesionales quieren acabar con ese estigma: «Esto no es una cárcel por eso nos hemos planteado humanizar en todo lo que podamos la planta», explican la coordinadora de Salud Mental, Julia García, y la supervisora de enfermería de la unidad, Asunción Rebollo.

Lo primero que han conseguido con el traslado es ganar luminosidad, ya que las anteriores dependencias eran muy oscuras, y espacios donde poder hacer vida en común. Y es que aquí los pacientes desayunan, comen y cenan juntos, en una sala que recuerda al salón de una casa (se renovará el mobiliario). Y tendrán por primera vez un espacio exterior al que poder salir a tomar el aire, una demanda histórica de la unidad de psiquiatría. En el Nuestra Señora de la Montaña contaban con una pequeña terraza que daba a un patio interior pero en el San Pedro de Alcántara tendrán un espacio mucho más amplio en el que se colocará mobiliario que les permita descansar y tomar el sol. Estará en una cubierta, pero aún debe adecentarse.